El 12 de noviembre de 2019, la técnico en enfermería Karin Salgado, decidió quitarse la vida a causa de la angustia que provocó en ella el acoso laboral sufrido al interior del hospital donde trabajaba.
A revisar los procesos internos
Este 1 de agosto entra en vigencia la Ley 21.643, llamada “Ley Karin” en su memoria. Se trata de una normativa que viene a responder a esta realidad silenciosa que le toca vivir a muchas personas en sus lugares de trabajo.
Como sociedad hemos ido adquiriendo cada vez más conciencia y valoración de la necesidad de asegurar espacios laborales libres de violencia y acoso, dejando de normalizar distintas prácticas y comportamientos inaceptables, como las vulneraciones a derechos fundamentales y las discriminaciones de todo tipo, muy especialmente aquellas en razón de género.
Es fundamental que la normativa acompañe estos cambios, prohibiendo estas conductas y protegiendo a quienes sufren estas vulneraciones.
Pero no podemos asumir que basta con prohibir las conductas que nos parecen inaceptables. Es importante, estratégico y crítico prevenir la violencia y el acoso que afectan seria y profundamente la salud y dignidad de las personas, así como sus trayectorias profesionales, comprometiendo el avance de las sociedades y la sostenibilidad de las empresas y organizaciones.
La implementación de esta ley nos ofrece, a todos y todas, la oportunidad de aprender a organizar el trabajo humano y a relacionarnos en ambientes laborales donde prime el respeto, lo que muchas veces implica revisar los procesos de gestión al interior de las organizaciones y empresas, para favorecer el buen trato, la no discriminación, incentivar ambientes laborales dignos y en general, prevenir actos entre las personas que trabajan que pueden provocarles afectación y humillación.
La violencia laboral es diferente para cada persona
En esa tarea, las empresas y organizaciones no estarán solas, los organismos administradores del seguro de la ley de accidentes y enfermedades profesionales tendrán una misión importante de asesoría y asistencia técnica. La tarea es implementar protocolos de prevención que deberán considerar acciones de difusión, sensibilización, formación y monitoreo, además de fijar objetivos y metas para así medir su impacto y promover su mejora continua.
También quisiera destacar de la Ley Karin la incorporación de la perspectiva de género tanto a la prevención como a los procedimientos de denuncia y sanción.
La violencia y el acoso en el trabajo se vive y afecta en forma distinta a las personas, según la situación de género, nivel socio económico, empleabilidad u otros factores, por ello es importante hacernos cargos de estas diferencias en todas las fases de su abordamiento.
Me parece importante destacar también que la prevención de la violencia y el acoso y la promoción del buen trato en el mundo del trabajo es una de las obligaciones generales de quienes trabajamos. Nadie puede restarse de este esfuerzo.