Se siente la tensión en la alianza que forjaron estos dos sectores desde el estallido de violencia, lo que le permitió al PC tener, hasta ahora, un rol protagónico en la actual conducción gubernamental.
Pero eso se acabó, como quedó en evidencia con la salida de Juan Andrés Lagos de La Moneda. Una de las razones que han motivado el distanciamiento es que los comunistas han sacado su careta y han vuelto a mostrar el verdadero rostro de esa colectividad, marcada por una histórica impronta antidemocrática. Esa es, de hecho, una de las principales habilidades del PC chileno: vestirse con ropajes ajenos para desempeñar un rol que no es parte de su vocación de partido único y totalitario que ha tenido desde sus inicios.
Fríos vínculos con el Ejecutivo
Son varias las señales recientes que dan cuenta de esa pulsión revolucionaria del PC que está enfriando sus vínculos con el Ejecutivo. La última, son los cuestionamientos que realizó el partido al allanamiento a una radio comunitaria en Villa Francia, donde se descubrió un gran arsenal de armas. Como era de esperar, desde la colectividad sacaron el manual de uso en estos casos, y acusaron la existencia de un “montaje” con supuestos fines políticos.
Previo a esto, los comunistas vienen desplegando una intensa campaña pública para presionar al Poder Judicial con el objetivo de revertir la prisión preventiva de Daniel Jadue, uno de sus principales dirigentes, quien se encuentra preso porque los tribunales lo consideran un peligro para la sociedad tras imputársele diversos delitos en el caso farmacias populares.
Indecoroso y antidemocrático
La urgencia que tienen, y por eso presionan, es que Jadue pierda legalmente la condición de alcalde de Recoleta en los próximos días si es que no logra retomar sus funciones. Todo muy indecoroso y antidemocrático, donde una vez más justifican su actitud apelando a que se trata de una “persecución política” en contra del edil.
Acertadamente el país ha abierto los ojos y se da cuenta de la verdadera naturaleza del Partido Comunista, expresado en la alta percepción negativa que existe en la ciudadanía hacia esa colectividad y gran parte de sus dirigentes, porque advierten que el PC participa del sistema democrático con el único objetivo de horadarlo desde adentro. Esta ha sido una estrategia recurrente de los comunistas para mantenerse vigentes y conseguir sus propósitos.
A su vez, el PC también valida la toma ilegal que un grupo radical minoritario mantiene en la Universidad de Chile, en lo que ellos denominan “acampe”, pero que no es más que otra expresión de violencia para justificar las causas que defienden, con el claro interés de dañar a las instituciones e impedir su normal funcionamiento, en este caso, de la principal casa de estudios del país.
Mejor de lejos
El gobierno del Presidente Boric parece haber advertido que, en estas condiciones, estar cerca del Partido Comunista le provoca un evidente perjuicio, y de ahí las sutiles señales de enfriamiento de las relaciones con esa colectividad.
Postura en la que también puede incidir la cercanía de las elecciones presidenciales en Venezuela, régimen dictatorial que abraza con mucha fuerza el Partido Comunista. Todo parece indicar que le será muy difícil a Nicolás Maduro y sus adláteres triunfar sin que exista un notorio fraude electoral, lo que podría ser un enorme dolor de cabeza para La Moneda, sabiendo que el PC chileno saldrá a respaldar a todo evento al tirano, aun cuando su derrota sea evidente.
Con todo, cabe esperar el efecto que tendrán estas circunstancias en los resultados electorales de los comunistas en las elecciones municipales de octubre próximo, cuestión que podría sellar el distanciamiento definitivo del frenteamplismo con el comunismo, si bien existe todavía un vínculo generacional con algunas de sus figuras, como son Camila Vallejo y Karol Cariola.