Recientemente dos noticias han reactivado la ya bizantina discusión de cuánto bosque nativo hay y cuánto se ha perdió o se pierde actualmente en Chile.
Diferencias significativas
1. La primera de ellas fue la publicación de la primera colección de mapas de la plataforma MAPBIOMAS, una iniciativa colaborativa entre cuatro universidades (de Chile, de Concepción, Magallanes y La Frontera). En esta se monitorea la dinámica de cambios de coberturas para distintos usos del suelo (Ver aquí).
La primera colección de mapas abarca el período 2000-2022 y parte de los resultados arrojan una pérdida de 590 mil hectáreas de bosque nativo entre las regiones de Valparaíso y Los Lagos para el período de estudio. Es decir, un poco más de 25 mil hectáreas anuales.
La cifra presenta una diferencia significativa con los reportes oficiales de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), en base al catastro de recursos vegetacionales.
2. La segunda noticia relativa a este tema la dio la publicación de la última versión del Informe País: Estado del Medio Ambiente, publicación periódica del Centro de Análisis en Políticas Públicas de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile. En su última edición (2023) informa una pérdida de bosque nativo para el período 2001-2019 de 450 mil hectáreas.
Nuevamente la cifra presenta una diferencia significativa con los reportes oficiales de la Corporación Nacional Forestal.
Las discrepancias en el caso de MAPBIOMAS podrían deberse a un asunto de metodologías o de diferencias en la clasificación de coberturas. Donde unos ven bosques, otros observan matorrales.
Puede ser.
Pero no debería ser el caso de los datos que publica la Universidad de Chile, ya que utiliza la misma fuente de información del catastro elaborado por CONAF. Con esos mismos datos, otro análisis -consignado en el libro “Medio siglo de políticas públicas de conservación de la naturaleza”, del ingeniero forestal Leonardo Araya– estima una pérdida de bosque nativo para ese mismo período de 187 mil hectáreas.
Con la salvedad de que Araya incluye una recuperación natural de bosques de 111 mil hectáreas, por lo que el balance neto de pérdida es de 76 mil hectáreas.
¿Cuánto bosque nativo se está perdiendo realmente?
El mismo Leonardo Araya también ha señalado, al revisar algunos de los mapas publicados por MAPBIOMAS, que éstos presentan errores, poniendo en duda sus resultados. Habrá que hacer un análisis a un mayor número de mapas para sacar conclusiones más definitivas, pero los errores, según Araya, son llamativos.
Por temas de espacio no incluyo los datos de numerosas otras publicaciones en los últimos años en que también se presentan cifras discordantes con los registros oficiales.
La gravedad de estas discrepancias radica en que las cifras oficiales de uso del suelo y de las dinámicas de cambio de uso, son fundamentales para orientar las políticas públicas del país.
¿Cuánto bosque nativo se está perdiendo realmente?
¿Cuáles son las causas?
¿Las plantaciones forestales están creciendo o están retrocediendo como acusan los distintos actores del sector?
¿Se sustituye en la actualidad el bosque nativo por plantaciones?
Si se extiende un manto de duda sobre las cifras oficiales de uso del suelo y cambio de uso del suelo, entonces toda la información oficial que depende de esas cifras podría cuestionarse, incluidos el Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (INGEI) que se reporta a la Convención Marco de Cambio Climático.
Estarían en duda los avances en reducción de emisiones y los recursos internacionales que el país recibe por dichos logros. Por lo mismo es inentendible que los organismos del Estado responsables de estas cifras, la Corporación Nacional Forestal y el Instituto Forestal, no salgan decididamente a explicar estas diferencias. Y si es el caso, aclarar y reforzar la exactitud de las cifras oficiales.
Silencio institucional
Se observa cierta indolencia de ambos servicios públicos en aclarar, por ejemplo, la veracidad de la afirmación de que se han perdido en Chile en los últimos veinte años casi 600 mil hectáreas de bosque nativo.
Si esto fuera cierto significaría que la gestión del servicio forestal debería estar fuertemente cuestionada por no haber impedido dicha pérdida, y si la cifra no representa la realidad, sería imperdonable que el mismo servicio no hiciera un desmentido público. En cualquiera de las dos situaciones, el silencio institucional es gravísimo.
Lo mismo ocurre con las cifras de sustitución de bosque nativo por plantaciones forestales. Entre otras situaciones, el Informe de la Universidad de Chile denuncia una sustitución de bosque nativo por plantaciones de más de 16 mil hectáreas para el período 2017-2019, siendo que esta es una práctica prohibida por la legislación, legislación que debe aplicar y fiscalizar la Corporación Nacional Forestal.
Mi convicción es que esa cifra está absolutamente alejada de la realidad, pero es el servicio público el que debe salir confirmarla o desmentirla. Es lo mínimo que debemos exigir para despejar el manto de duda que se ha cernido sobre las cifras oficiales asociadas a la cobertura forestal de nuestro país.