Este 21 de mayo se cumplieron tres meses del secuestro del teniente venezolano Ronald Ojeda, refugiado político en Chile, posteriormente asesinado. Su cuerpo fue enterrado bajo una gruesa capa de cemento, modalidad utilizada ampliamente por los criminales de su país para enterrar a sus víctimas, vivos o muertos.

Ojeda fue torturado brutalmente hasta morir asfixiado tras largas horas en suspensión. Los hechores de este secuestro y posterior asesinato aún gozan de total impunidad, siendo un equipo numeroso, que comprenderían entre quince y veinte los que lo conformaron, un grupo multinacional de venezolanos, chilenos y cubanos.

Unos, operadores del secuestro y otros los que hicieron los traslados, torturaron y lo asesinaron. Por lo tanto, este crimen fue con planificación, logística, financiamiento y apoyos diversos. De los que tomaron las decisiones, no hay información; ¿sospechas? Demasiadas.

Un único detenido

En los tres meses transcurridos desde el secuestro, podemos decir que la información con la que se cuenta es que el Teniente Ojeda no tenía tratos con el crimen organizado, era un ex militar activo opositor al régimen chavista.

Sobrevivía él y su esposa en Chile con mucho esfuerzo, su actividad social era reducida debido a su trabajo y se remitía a su familia. Sabemos también que al menos uno de los plagiadores, caracterizados como funcionarios de la PDI, era chileno y que también chilenos eran los habitantes de la casa de San Bernardo por la que pasó el ex militar venezolano antes de que lo mataran.

El Estado de Chile, a través de diversas autoridades del gobierno y del poder judicial, afirmaron en marzo pasado que la hipótesis más plausible era que este fue un crimen político y que habría sido encargado desde Venezuela, que dos de los hechores estarían en ese país. Incluso, se convocó al embajador en Caracas como manifestación de la preocupación que embargaba al gobierno de Chile.

El único detenido hasta ahora es un joven venezolano de 17 años, invitado de última hora a la operación, que en tal condición acompañó una parte importante de la misión que fue, la grabación de la materialización del secuestro y el envío de ésta a los que la encargaron.

Se esperaba también con atención qué ocurría con un segundo conserje remplazante, calificado como sujeto de interés por una serie de comportamientos sospechosos grabados por las cámaras del edificio…Pero de esto tampoco se ha sabido nada nuevo.

¿A qué vienen los fiscales venezolanos?

Mientras tanto muchos estaban atentos al fin del secreto del sumario fijado para el 21 de abril pasado, pero al parecer eso no ha ocurrido. Todo apunta a que esto es parte del juego y, más bien, una apuesta por el olvido de este abominable crimen.

Por otra parte, a nivel oficial el canciller Van Klaveren dice que Venezuela no colabora con la investigación del crimen del Teniente Ronald Ojeda.

Mientras, la vocera Camila Vallejo lo rectifica destacando que el gobierno mantiene expectativa de que haya cooperación, más aún, anuncia la llegada de una delegación de fiscales venezolanos en ese marco. En este cuadro cabe preguntarse a qué vienen realmente estos fiscales y si Chile resiste más humillaciones tales como el conjunto de las sufridas en este caso.