La discriminación hacia las mujeres por razones de maternidad en el ámbito laboral es una realidad persistente e inaceptable. Estas actitudes no solo limitan su desarrollo profesional y sus oportunidades de ascenso, sino que también vulneran sus derechos laborales.
La discriminación laboral y maternal a mujeres en Chile
“No eres capaz de decir algo inteligente”. “Debes haber ganado un contrato en un bingo”. “En lugar de tener tantos derechos maternales, deberías cerrar las piernas”. “Eres una fábrica de guaguas”. “¿Cómo no voy a reírme si eres patética?”. “No tengo ninguna gestión para darte, lo haces todo horriblemente mal”. “Quédate quieta, ve a ver una serie; quizás te pueda recomendar una”.
Las frases despectivas y humillantes dirigidas hacia las mujeres por el simple hecho de ser madres son profundamente perturbadoras. Estos son solo algunos ejemplos de la misoginia arraigada en nuestra sociedad, palabras que, lejos de ser aisladas, reflejan una cultura laboral hostil y discriminatoria que desafortunadamente muchas mujeres enfrentan diariamente.
En el desarrollo de mi trabajo como abogada, he conocido muchos casos así, y parece difícil de creer que estas cosas ocurran todavía. “A ti te dejó tonta la maternidad”, le dijo un empleador a una mujer trabajadora, cuyo relato me estremeció por completo.
Desvalorización sistemática
La discriminación hacia las mujeres por razones de maternidad en el ámbito laboral es una realidad persistente e inaceptable. Estas actitudes no solo limitan su desarrollo profesional y sus oportunidades de ascenso, sino que también vulneran sus derechos laborales.
Además, contribuyen a desvalorizar sistemáticamente el trabajo y la capacidad intelectual de las mujeres que son madres, perpetuando así un ciclo de desigualdad que obstaculiza nuestro progreso en este ámbito de la vida.
Las estadísticas corroboran esta lamentable realidad. Según el informe “Radiografía de las Mujeres en el Trabajo 2024” elaborado por BUK y Trabajando.com, las mujeres en Chile ganan un promedio de un 27% menos que los hombres. La brecha salarial que se amplía aún más para aquellas que también son madres.
Además, datos proporcionados por la Dirección del Trabajo revelan que las violaciones a las normativas de protección a la maternidad son una de los principales motivos de denuncia por parte de las mujeres.
Esta discriminación se manifiesta de diversas formas, desde despidos injustificados hasta la negación de ascensos o la imposibilidad de acceder a trabajos flexibles que permitan conciliar la vida laboral con la familiar.
Estas prácticas no solo son injustas, sino que también son contraproducentes para la sociedad en su conjunto, por cuanto limitan el potencial económico y profesional de las mujeres, perpetúan las desigualdades de género, y obstaculizan el progreso justo y equitativo de nuestro país.
Es hora de poner fin a esta discriminación arraigada en nuestras estructuras laborales.
Es responsabilidad de todos, tanto del gobierno como de las empresas y la sociedad civil, trabajar para crear un entorno laboral inclusivo y respetuoso donde las mujeres no sean penalizadas por ejercer su derecho a la maternidad.