Tras el resultado de la votación que rechazó la idea de legislar la norma – presentada por mí y otros colegas en el año 2018-, que permitía controlar la amenaza de los perros asilvestrados en el país, son varios los expertos y gente de campo que han solicitado a las autoridades que se hagan cargo de este complejo tema y ejerzan un mayor control.
En efecto, con el rechazo a la iniciativa se ha perdido también una oportunidad para el cuidado de la biodiversidad de nuestra nación, que se está viendo gravemente amenazada por estas jaurías, porque estamos ciertos de que este flagelo es una amenaza real y letal, en contra también del ecosistema, la producción animal y a la salud humana.
La amenaza de los perros asilvestrados
De acuerdo a lo informado por el Minsal en noviembre de 2023, en una de las sesiones de la comisión de Agricultura en que se vio el proyecto de ley, se explicó que anualmente 50 mil personas sufren mordidas de perros a nivel nacional, de los cuales el 50% son animales sin dueño, asilvestrados.
En esta línea, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), informó que de acuerdo a las estadísticas, el puma realiza el 35% de los ataques a ganado ovino en las regiones comprendidas entre Los Ríos a Magallanes, seguido de los perros asilvestrados. Sin embargo, en la ocasión se aclaró que el perro depreda 9,8 ovejas por ataque, mientras que el puma sólo 3,2.
Pese a esto nadie se hace cargo y la mencionada “Ley Cholito” tampoco sirve para combatir este flagelo, que tiene como uno de sus puntos más preocupantes lo que hoy ocurre con el huemul. Sí, el animal que está presente en nuestro Escudo Nacional y que tiene como principal depredador a los perros asilvestrados.
De ellos hoy sólo quedan 1.500 a nivel nacional, siendo una de las especies en peligro de extinción en nuestros bosques, los que continuarán a merced de los perros asilvestrados y desaparecerán en pocos años si es que no hacemos algo.
Entonces -por ahora-, no queda más que lamentar que huemules, pudúes, y otras especies silvestres seguirán sufriendo los embates de estos perros convertidos en salvajes que deambulan en los miles de caminos rurales de nuestra nación.
Una mirada citadina
En este sentido, la pregunta que nos hacemos es: ¿Cuál es la propuesta de aquellos grupos “mascotistas” (porque animalistas no son) que sólo tienen una mirada de un citadino y que operan en las grandes urbes como Santiago, para erradicar este flagelo de los campos chilenos?, porque capturarlos y esterilizarlos no bastará, además cabe preguntarse: ¿Quién lo hará? Lo único que está muy claro, es que esto no va a parar y menos con un Estado completamente ausente.
Es de esperar que el llamado de los expertos y principales afectados, sean escuchados y la autoridad adopte urgentes medidas para terminar con esta amenaza.
Pero como dudamos que se impulsen medidas que de verdad aborden el problema, hemos decidido presentar una reforma para modificar el Código Penal para que la gente afectada pueda defender su persona y sus bienes.
Esperemos que los colegas que votaron en contra de la moción, en estos últimos días hayan logrado empaparse de lo que está pasando en el Chile más profundo, en los campos, en los parques nacionales y que esta vez se sumen, que prime la sensatez, no la ideología y no desechen al menos la idea de legislar al respecto como ocurrió.