Agencia UNO

Más allá del "no vamos a tolerar"

14 abril 2024 | 06:30

Los recientes hechos ocurridos en el mercado de Lo Valledor son un lamentable ejemplo de que, sin importar las inversiones en seguridad y las medidas preventivas adoptadas por distintos sectores, la delincuencia y la criminalidad organizada prevalecen y están en aumento.

Pese a que tanto Lo Valledor como la tradicional Vega Central han implementado diversas medidas de seguridad, como la instalación de cámaras, la presencia de vigilantes armados y controles de acceso, la inseguridad continúa adentrándose.

El incidente donde una mujer fue capaz de arrebatar el arma a un guardia y disparar, dejando a diversas personas heridas, no es un caso aislado, y pone de manifiesto la profunda gravedad de esta situación.

Acorde a un reportaje publicado en la prensa, esta misma inseguridad ha sido identificada como uno de los principales desmotivadores que ha llevado al éxodo de miles de arrendatarios de Estación Central, zona que se ha vuelto poco atractiva por ser foco de delitos violentos, robos y comercio ambulante.

Este último punto es otro factor que agrava esta situación.

El comercio ambulante

Si bien se han implementado medidas para regularizar y fiscalizar el comercio ilegal, sigue siendo un problema prevalente y que, incluso, sigue en aumento.

Ello se evidencia, en una encuesta publicada este año por la CNC, que señala que un tercio de los encuestados ha comprado recientemente en el comercio ambulante informal, siendo el precio la razón principal para la compra.

A modo de ejemplo, según un estudio publicado recientemente por MIDE UC, la mitad de los cigarrillos consumidos en el país son de contrabando, los que son vendidos principalmente a través del comercio ambulante en la vía pública, lo que demuestra la profunda penetración que tiene este negocio ilícito en nuestra economía.

Más allá del “no vamos a tolerar”

Diversas voces se han alzado señalando la necesidad de levantar acciones más contundentes para abordar esta problemática, medidas que vayan más allá del “no vamos a tolerar”. Esto podría incluir mejorar la coordinación entre las autoridades municipales y policiales, o aumentar las penas por delitos como el comercio ilegal.

Sin duda es un desafío que requiere la colaboración entre los distintos sectores, tanto público como privado, para enfrentar eficazmente la amenaza de la delincuencia y garantizar un entorno seguro para todos.

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