Cedida

Crimen organizado sin pasaporte

07 marzo 2024 | 09:50

En base a la experiencia de esta región, y aunque creemos que nuestro país tiene las herramientas y cuenta con sólidas bases para hacer frente a estos nuevos fenómenos, debemos reconocer que si no se actúa con fuerza, valentía y determinación, tarde o temprano nos ganarán la batalla.

Los Gallegos y el Tren del Coro. Aquellos corresponden a los nombres de dos agrupaciones criminales extranjeras altamente peligrosas, vinculadas a la ya conocida organización Tren de Aragua.

Se asentaron hace años en Arica y que dejaron una macabra estela de muerte y violencia nunca antes vista en el extremo norte de Chile y, tal vez, en la historia de nuestro país. Una situación reflejada en un alza de homicidios sin precedentes, hallazgos de cuerpos humanos enterrados bajo tierra, casas de tortura, secuestros y enfrentamientos armados a plena luz del día, entre otros tantos crímenes que azotaron esta ciudad.

No por nada, durante el año 2022 nuestra región se irguió tristemente como aquella con la tasa de homicidios más alta a nivel nacional con 17,1 crímenes por cada 100.000 habitantes, según el Primer Informe Nacional de Homicidios Consumados, de la Subsecretaria de Prevención del Delito. Un total de 46 homicidios, la mayoría de ellos con victimas extranjeras, con uso de armas de fuego y vinculados al crimen organizado, mediante ejecuciones, torturas y ajustes de cuenta, entre otras modalidades.

Criminalidad organizada transnacional

Lo anterior dio cuenta de la introducción y evolución de la criminalidad organizada transnacional, fenómeno que precisamente se inició en el extremo norte y que hoy en día se ha expandido en varias regiones del país, a propósito del secuestro y homicidio de la víctima venezolana Ronald Ojeda, registrado en la Región Metropolitana.

Durante los últimos tres años, como Fiscalía Regional alertamos y advertimos con fuerza, una y otra vez, que las especiales condiciones geográficas de nuestra región bifronteriza facilitaban el surgimiento e instalación de organizaciones y bandas criminales extremadamente violentas, con métodos y delitos que no habíamos visto con anterioridad.

Justamente, dichas agrupaciones aprovecharon la permeabilidad de nuestras fronteras para ingresar y asentarse en nuestro territorio, enquistándose especialmente en zonas vulnerables donde no hay presencia del Estado, como el tristemente conocido sector de Cerro Chuño.

Sin perjuicio de este escenario, también es dable reconocer que este llamado de alerta fue atendido por otros órganos del Estado, que a través de diversos recursos adicionales, fortalecieron el trabajo de esta Fiscalía y de ambas policías permitiendo obtener algunos importantes resultados en materia de persecución al crimen organizado.

En este contexto, mediante un intenso y reservado trabajo investigativo logramos asestar diversos golpes a estas agrupaciones criminales, desarticulando sus cúpulas y manteniendo hasta el día de hoy a más de 80 sujetos, integrantes de estas organizaciones, en prisión preventiva y a la espera de juicios orales en su contra.

Resultados a la vista

De los 46 homicidios registrados el 2022, el año pasado bajamos a 26, registrando una disminución del 43,4%. Si bien esta última cifra de crímenes sigue siendo alta para nuestra región, no es menos cierto que su naturaleza dista mucho de los ocurridos el 2022, caracterizados por el uso de armas de fuego y vinculados el crimen organizado.

A diferencia de ello, los ocurridos el año pasado fueron aquellos denominados ocasionales, en su mayoría con víctimas chilenas. Sin embargo, desgraciadamente la alerta no ha bajado, pues las condiciones que permitieron el ingreso e instalación de estos grupos no han desaparecido por completo en la región.

Nuestra frontera norte es y será una puerta de entrada que debemos cuidar, potenciar y vigilar en beneficio, no sólo de la región de Arica y Parinacota, sino que en resguardo de todo el país.

Hoy más que nunca la frontera norte es la frontera de todo Chile, y tal es el convencimiento de ello para nuestra institución, que a partir del 1 de enero recién pasado, abrimos la primera unidad de frontera del Ministerio Público, la que además es la primera unidad operativa y de atención, que permanece entregando servicios de lunes a viernes, hasta las 24 horas, emplazada en el Complejo Chacalluta, en el límite con Perú.

Una estrategia intersectorial para enfrentar al crimen organizado

Demás está decir, que las investigaciones de estas organizaciones vinculadas al crimen organizado, han dotado a esta Fiscalía Regional, de una alta especialización en esta materia, y porque no decirlo, en una voz autorizada respecto del trabajo que se debe desarrollar para hacerles frente.

En este contexto, el trabajo de enfrentar el crimen organizado no debe concentrarse únicamente en el Ministerio Público y en las policías, sino que debe abordarse bajo una estrategia intersectorial, como una política de estado y con garantías de permanencia en el tiempo, toda vez que estos fenómenos llegaron a nuestro país para quedarse.

El trabajo desarrollado por esta Fiscalía Regional junto a unidades especializadas de ambas policías y de otras instituciones, como la Armada, Gendarmería, Aduanas y otras, han permitido asestar importantes golpes contra el crimen organizado transnacional enquistado en nuestra región.

Lo anterior en base a una potente labor intersectorial, pero que además nos llama a preguntarnos si hemos estado a la altura de las circunstancias y de lo que la comunidad espera de nosotros.

Más herramientas, garantías y resguardos

En este punto volvemos ahora a pedir con más fuerza, mayores herramientas para la persecución del Crimen Organizado, dado que nuestras víctimas, nuestros testigos y nuestros funcionarios policiales deben tener más y mejores garantías y resguardos en este tipo de investigaciones. Acá nada puede quedar al azar, ni menos a la buena voluntad de quienes actuamos como autoridades de turno.

Por todo lo anterior, en base a la experiencia de esta región, y aunque creemos que nuestro país tiene las herramientas y cuenta con sólidas bases para hacer frente a estos nuevos fenómenos, debemos reconocer que si no se actúa con fuerza, valentía y determinación, tarde o temprano nos ganarán la batalla.

Hoy, nuestra obligación es no retroceder, coordinarnos de mejor manera a través de toda la institucionalidad del Estado, hacer las modificaciones legales que correspondan, y sobre todo tener más herramientas para proteger a nuestras víctimas y testigos. Aun es tiempo.