La magnitud de la tragedia infligida a israelíes y palestinos ha alcanzado un nivel de violencia sin precedentes. Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) estamos consternados por el espiral de violencia y las tragedias en ambos lados.
Médicos sin Fronteras trabaja en los territorios palestinos ocupados desde 1989 y actualmente tiene proyecto médico- humanitarios en Jenin, Nablus, Hebrón y Gaza. En la Franja de Gaza, los equipos de MSF han donado medicamentos e insumos médicos a hospitales y centros de salud.
Además, desde el primer día, nuestro personal local presta atención quirúrgica y hospitalaria en el hospital de Al Awda, en el norte de Gaza. Asimismo, en Israel, hemos ofrecido soporte a los hospitales pero el país cuenta con un sistema de salud robusto y normalmente sus necesidades sanitarias están cubiertas. Como organización humanitaria independiente e imparcial, hacemos un llamamiento a todas las partes en el conflicto para que garanticen la seguridad de los civiles y las instalaciones médicas.
En primera persona: testimonio de Léo Cans, jefe de misión de Médicos Sin Fronteras en Palestina
La situación en Gaza es catastrófica; los hospitales están desbordados. El número de heridos es extremadamente alto; hay una afluencia constante en todos los hospitales de la Franja de Gaza. Los equipos médicos están agotados y trabajan día y noche para tratar a los heridos.
Los bombardeos son muy intensos. Se están destruyendo edificios enteros. Anoche, uno que está ubicado al lado de la oficina de MSF también resultó dañado.
A veces, la gente recibe un mensaje de texto en mitad de la noche diciéndoles que evacuen sus hogares, como les ocurrió a algunos de los miembros de nuestro equipo en Gaza. Tienen que despertar a sus hijos en mitad de la noche y salir de casa, sin llevarse ninguna de sus pertenencias, para ponerse a salvo. Pero muy a menudo la gente no sabe adónde ir; se encuentran afuera en medio de la oscuridad, bajo una lluvia de bombas. ¿Dónde pueden encontrar seguridad?
Las últimas estimaciones sitúan el número de desplazados en unos 200.000, principalmente personas que han recibido esos mensajes SMS y cuyas casas han quedado destruidas. Necesitan de todo: agua, un lugar donde ducharse, comida, un colchón donde dormir… en definitiva, son necesidades variadas pero básicas.
Ahora el gobierno israelí ha decidido cortar completamente el suministro de agua y electricidad, y la red telefónica ha resultado gravemente dañada. Esta mañana no pudimos comunicarnos por teléfono con nuestros equipos en Gaza. Inevitablemente, todo esto hace que sea extremadamente difícil coordinar las operaciones de rescate y acceder a los heridos.
Hoy en Gaza, la gente está aterrorizada. Hablo regularmente con nuestros colegas allí. Son personas muy resilientes porque lamentablemente han vivido muchas guerras, pero la situación actual les está provocando una ansiedad extrema. Dicen que esta vez es diferente: no ven salida y se preguntan cómo acabará todo. Tienen una terrible angustia mental. No hay palabras para describir lo que están atravesando todas las personas.
En cuanto a MSF, estamos muy preocupados al ver que las instalaciones médicas tampoco están a salvo. Uno de los hospitales que apoyamos fue alcanzado por un ataque aéreo y resultó dañado. Otro ataque aéreo destruyó una ambulancia que transportaba a los heridos, justo enfrente del hospital donde trabajamos. El equipo de MSF, que estaba operando a un paciente, tuvo que abandonar el hospital a toda prisa. Repetimos: hay que respetar las instalaciones médicas. Esto no es algo que deba negociarse.
Actualmente, MSF está donando medicamentos y equipos médicos esenciales a los principales hospitales de la Franja de Gaza. Además hemos enviado equipos quirúrgicos a dos hospitales para ayudar a tratar a los heridos. En los próximos días también habrá que realizar muchas cirugías postoperatorias, ya que la mayoría de los heridos que recibimos necesitarán varias intervenciones quirúrgicas para poder salvarlos. Asimismo instalamos una clínica en el centro de la ciudad de Gaza para personas con otras lesiones, que intentaremos mantener abierta si las condiciones lo permiten.
Ayer por la mañana recibimos a un niño de 13 años cuyo cuerpo quedó casi completamente quemado después de que una bomba cayera justo al lado de su casa, provocando un incendio. Son casos muy complicados de tratar en estas condiciones y, cuando hay niños de por medio, es muy duro de soportar.
La intensidad de la violencia y los bombardeos es impactante, al igual que el número de muertos. La declaración de guerra no debe conducir, bajo ninguna circunstancia, a un castigo colectivo de la población civil de Gaza. Cortar el suministro de agua, electricidad y combustible es inaceptable, ya que castiga a toda la población y la priva de sus necesidades básicas.
Léo Cans. Jefe de misión de Médicos Sin Fronteras en Palestina