Como Ministerio de Obras Públicas, tenemos el deber prioritario de abogar por una gestión integral y sostenible del recurso hídrico en nuestro país. Para esto, es fundamental considerar una amplia gama de soluciones que aborden la creciente complejidad de los desafíos hídricos que enfrentamos en un contexto de emergencia climática, que muchas veces nos fue anticipado, pero cuya real magnitud hemos vivido de forma intensa en los últimos años.
Es así como hemos pasado por sequías de años, temporales que han registrado récord históricos de agua lluvia caída en algunos puntos del país, e incendios forestales que han consumido centenares de hectáreas, mostrándonos caras tan opuestas como extremas que confluyen en un mismo punto: la afectación directa a miles de familias, a cientos de pequeñas y medianas empresas de distintos ámbitos y el daño a corto, mediano y largo plazo de infraestructura muy relevante para las comunidades.
Cabe recordar que el Estado, en las emergencias de 2023, ha destinado 180 mil millones de pesos en apoyos a familias para la recuperación de sus enseres o viviendas, para la reposición de puntos dañados o en poner de pie a sectores fundamentales como la agricultura y el turismo.
Este nuevo escenario nos plantea grandes desafíos multidisciplinarios que debemos abordar de forma rápida, eficaz y con una mirada de largo plazo que nos permita proyectar escenarios de mayor complejidad.
Es fundamental una gestión integral y sostenible para garantizar la seguridad hídrica para todas y todos quienes habitan este país con infraestructura resiliente y duradera, pero debemos continuar el debate social sobre lo que viene para la infraestructura pública, las regulaciones, normativas y roles institucionales que conocemos hasta ahora, para adelantarnos hacia una modernización que nos permita afrontar los próximos 20 o 30 años con certezas para la ciudadanía y la industria.
Como ministerio, estamos avanzando decididamente con una mirada de futuro en el marco del nuevo escenario de emergencia climática. Nuestro trabajo ha comenzado en diversas líneas.
Si bien tenemos obras en etapa de planificación, construcción y finalización de sistemas de agua potable rural, embalses, desalinizadoras e infraestructura para el reúso de aguas, estas son solo una parte de la solución.
Proyectos que tengan el reforzamiento de la naturaleza, como la restauración de humedales, la reforestación de cuencas o la recarga de acuíferos, son componentes relevantes de nuestra estrategia.
La inversión, el crecimiento y la generación de empleo son parte de la esencia histórica del Ministerio de Obras Públicas, por lo que debemos avanzar hacia los cambios y desafíos que nos plantea la crisis ambiental para la seguridad hídrica, pero a su vez, nos permitan como sociedad, desarrollar la infraestructura pública que necesitamos.