La mañana de este miércoles, la Brigada de Homicidios de la PDI entregó nuevos antecedentes sobre la investigación del hallazgo de un cuerpo en la vía pública de Ñuñoa.
Cabe mencionar que si bien en un principio se habló de presuntas monjas involucradas, se aclaró que se trata de una mujer religiosa de 80 años, quien está en calidad de imputada en el caso, mientras que su hija, como testigo.
El subprefecto Juan Fonseca, jefe de la Brigada de Homicidios Metropolitana, detalló lo que sería la cronología de los hechos.
“Esta persona va al domicilio de esta otra religiosa laica consagrada, como indica ella, y la traslada en esta maleta, y ahí la mantiene por un año en una dependencia”, detalló el subprefecto.
Luego, ya con el cuerpo esqueletizado, decidió guardarlo en una maleta y debido a la llegada de su hija a la vivienda, habría entrado “en razón” deshaciéndose de la maleta con los restos óseos.
Dicho bolso habría sido manipulado por parte de recicladores, quienes al sentir “mal olor” lo dejaron abandonado en el lugar del hallazgo.
La religiosa involucrada habría realizado un “pacto de amistad” con la fallecida.
“Ella se refiere a este pacto, en el sentido de que ellas no se iban a denunciar y no iban a realizar inscripción. Que se iban a cuidar una a otra hasta el último de sus vidas”, reveló.
En cuanto al sujeto a bordo de un carro azul que pasó por el lugar del hallazgo, registrado por las cámaras de seguridad, “habría sido algo ocasional”.
Según informó el fiscal Francisco Lanas, de la Fiscalía Metropolitana Oriente, la imputada mencionó que la muerte habría sido en abril de 2023.
Los restos de la fallecida fueron derivados al Servicio Médico Legal (SML) para determinar su identidad.
Sobre las causas de su muerte, se descartó la intervención de terceras personas. De hecho, según la investigación, habría fallecido por cáncer.