La mañana del jueves en Pedro Aguirre Cerda (PAC) se registró la muerte de un joven durante una balacera. En las cercanías del sitio del suceso, se encontraba un jardín, en donde los niños tuvieron que acostarse en el suelo mientras sus profesoras cantaban para que ellos no se asustaran.
En fuerte registro, captó cómo una veintena de menores entre los 2 y 5 años se encuentran recostados en el suelo debido a los disparos que se escuchaban al exterior.
“Conejito arráncate, del malvado cazador. Un conejito blanco durmiendo está, el cazador se acerca lo quiere atrapar. Conejito arráncate”, es la canción que las educadoras comienzan a cantar a coro con los pequeños, donde algunos incluso tapan sus oídos.
En conversación con Expreso Bío Bío de La Radio, la educadora de Párvulos del Jardín Nuestra Señora de La Victoria, Rossani Lagos, relató lo que ocurrió.
“Algo como ayer, no nos había sucedido de tan cerca. Lamentablemente, hemos tenido que hacer estos protocolos. Para nosotros es doloroso, e inquietante. Ojalá nunca lo apliquemos, pero tenemos que resguardar a los niños para prevenir”, indicó Lagos.
Revisa aquí el momento
Lo anterior, se debe a que en la población La Victoria de la comuna ya han ocurrido muertes por balaceras y “balas locas” que han matado a adultos y niños.
En la misma línea dijo: “Tenemos que hacer que sea lo más amable (…) No es que ellos sepan, pero lo sienten porque son muy sensibles. Algunos se tapaban sus orejitas para no sentir el ruido, fue fuerte para mis compañeras”.
En el jardín hay niños entre los 2 a 5 años, y según lo indicaron las profesoras, muchos de ellos ya son consientes de las balaceras o los hechos de violencia. “Ellos no están ajenos al cotidiano, constantemente relatan cosas porque saben que está sucediendo algo que no es normal”, comentó.
La educadora también informó que el jardín es parte de un conglomerado de recintos comunitarios, que funciona como su red de apoyo y seguridad.
“Es entendible que muchos se quieran ir de la población, porque la consideran como un espacio de riesgo. Pero nosotras creemos que hemos sido bendecidas, porque la comunidad nos apoya y nos reconoce. Tenemos alegrías”, concluyó.