A los 90 años murió el religioso Fernando Karadima, expulsado del sacerdocio luego que se comprobara que cometió delitos sexuales.
El deceso se produjo la noche del domingo en el Hogar San Juan de Dios y, según consta en su certificado de defunción murió de una bronconeumonia, insuficiencia renal, diabetes melitus e hipertensión arterial.
Hace algunas semanas, Karadima había concurrido hasta la urgencia del Hospital Clínico de la Universidad Católica, donde no pudo ser internado de inmediato ante la alta ocupación de camas por la covid-19. En aquella oportunidad sufría problemas cardíacos.
Caso emblemático
La historia de Karadima fue uno de los casos emblemáticos de la Iglesia Católica chilena en materia de abusos sexuales, en una arista que terminó golpeando hasta el papa Francisco.
Todo salió a la luz pública en 2010, cuando Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo denunciaron por primera vez en medios de comunicación los vejámenes sufridos a manos de Karadima en la parroquia de El Bosque en Providencia.
La revelación dio pie a una investigación canónica que halló culpable al exprelado. Su condena fue la prohibición de ejercer el sacerdocio y retirarse a una vida de oración y penitencia.
Sin embargo, la justicia chilena determinó que sus delitos habían prescrito, aunque la ocurrencia de estos fue acreditada.
Dichas decisiones no dejaron contentas a las víctimas, quienes siguieron insistiendo en buscar justicia y demandaron al Arzobispado de Santiago para buscar una sanción civil. Finalmente, se determinó una indemnización de $441 millones que no fue apelada por la iglesia.
La visita de Francisco
Pero la molestia no quedó ahí. El papa Francisco visitó Chile en 2018, donde se encontró con fuertes protestas por los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia Católica y también por el ocultamiento de estos.
Por ejemplo, está el caso de Juan Barros, otrora obispo de Osorno y que fue discípulo de Karadima. Su nombramiento generó manifestaciones en el sur del país ya que se le sindicaba como encubridor y testigo de los delitos.
Barros se mantuvo firme en su puesto, pero su presencia en los actos del papa fue la gota que colmó el vaso. Tras una pregunta de Radio Bío Bío, el líder de la iglesia señaló que necesitaba ver pruebas para tomar acciones sobre él.
Las críticas a sus dichos fueron tales que el argentino decidió buscar esas pruebas y mandó al obispo Charles Scicluna a nuestro país para indagar qué ocurría en la iglesia local con los abusos sexuales.
Todo esto terminó con la salida de Barros de su cargo, pero también de otros de sus colegas tras un viaje inédito de todos los obispos a Vaticano y que culminó con todos ellos poniendo sus cargos a disposición.
Finalmente, Francisco determinó expulsar a Karadima del sacerdocio, aumentando el castigo en su contra.