En su primera sesión con invitados, los expertos investigadores Gabriel Easton y Rodrigo Rauld, dieron a conocer los efectos que provocaría un sismo de magnitud en la zona cordillerana de la región Metropolitana.
La comisión investigadora destinada a analizar los procesos de autorización y construcción de obras a lo largo de la denominada “falla de San Ramón” recibió a dos expertos investigadores en la materia, quienes alertaron que la falla cordillerana de la capital se encuentra activa en términos geológicos y sísmicos, junto con advertir que podría tener consecuencias como escarpe sísmico o escalón topográfico, asociado a terremoto con ruptura en la superficie.
El profesor Gabriel Easton, de la Facultad de Ciencias y Matemáticas de la Universidad de Chile, explicó que la falla (se ubica entre los ríos Mapocho y Maipo y se extiende hasta Pirque) puede generar terremotos corticales o superficiales a escala de miles de años. Si bien eso ocurrió hace 17 mil años y posteriormente hace 8 mil años, esos sismos superiores a 7,5 grados son capaces de dislocar un bloque que se levanta hasta cinco metros a lo largo de 50 kilómetros.
Agregó que, según los estudios geológicos, que son robustos pero sin fundamento estadístico, la potencial ruptura podría afectar 200 metros al este de la falla y 100 metros al oeste y puede tener una intensidad mayor a lo que estipula la norma actual. “Es una falla importante, peligrosa y que constituye riesgo para la ciudad y la población”, recalcó.
Easton sostuvo que un 45% de la traza está sin urbanizar, pero que hay 1 millón 700 mil personas que habitan en el sector oriente, con miles de personas directamente en la falla.
En tanto, el doctor en Ciencias, Rodrigo Rauld, explicó que la falla se conoce desde la década del 50, pero que solo desde el año 2000 a la fecha que existen estudios que permitirían tomar decisiones de carácter territorial. Ello, por el crecimiento urbano al oriente, tanto de población, como de hospitales e infraestructura crítica.
Ambos expertos plantearon que este tipo de fallas, históricamente, han generado terremotos de gran intensidad, como el de 1861, en Mendoza, donde un tercio de los habitantes de la ciudad fallecieron. En ese sentido, valoraron la experiencia de California, donde se tomaron las investigaciones científicas sobre la falla de San Andrés para hacer adecuaciones legales, teniendo presente que el terremoto va a ocurrir, ahora o en miles de años, de modo de resguardar a la población por la vía de no autorizar la instalación de infraestructura en el sector.
En ese sentido, los investigadores consideraron necesario avanzar en una regulación al respecto, que reconozca esta área de riesgo, tanto en los instrumentos de planificación territorial como en los planes reguladores comunales e intercomunal Metropolitano de Santiago y también en las normas sísmicas actuales.
Por otra parte, valoraron el avance en el Plan de Respuesta de la Oficina Nacional de Emergencia y la evaluación que se realiza de la información crítica.