A mediados de marzo, la Municipalidad de Vitacura presentó públicamente a Neo, un robot parlante ubicado en el acceso del edificio con el fin de recibir a los residentes de la comuna y entregarles información relacionada con sus trámites.
Fabricado por la empresa Smartbot, el robot está dotado de cámaras capaces de dirigir su atención, reconocer rostros y entender palabras, junto con entregar datos que van desde ubicaciones, programas comunales, hasta el estado del tiempo.
“La tecnología ya llegó a nuestro día a día. Por eso decidimos incorporar a Neo, que es parte de un plan integral de modernización de la comuna, que busca facilitar los trámites de los vecinos”, indicó en aquel momento el alcalde, Raúl Torrealba.
Sin embargo, Neo aún está a prueba en una marcha blanca gratuita. En caso que la municipalidad decida quedarse con su nuevo funcionario, deberán cancelar mensualmente un monto que podría alcanzar los $2 millones.
Esta decisión la tomará el municipio dentro de los próximos días y aseguraron que tienen que “verlo bien con números”. Según indicó, en conversación con BioBioChile, el jefe de gabinete de la municipalidad, Galo Errázuriz, la empresa que fabricó el robot deberá hacerles una propuesta de cuánto sería el valor final para dejarlo.
Este monto lo tendría que costear el municipio. Según indicó Errázuriz el valor “se justificaría”, ya que “guarda mucha información. Tiene este tema que conoce todos los programas y lo que está pasando en la municipalidad de forma automatizada y eficiente. Es una computadora andante”.
Estadía y funcionamiento
Neo lleva alrededor de un mes y medio en la municipalidad y en este periodo ha tenido buena acogida por parte de los vecinos. “Le preguntan mucho dónde queda tal cosa, dónde hago tal trámite y por programas de seguridad”, indicó Galo Errázuriz. El jefe de gabinete añadió que “por otro lado va reconociendo a la clientela y va guardando en su archivo, es como un servicio de anfitrión personalizado, bueno para la atención de vecinos y al servicio al cliente”.
La empresa dueña de Neo, Smartbot, es quien le va ingresando la información necesaria al robot a través de varias bases de datos que dependen del contexto en el cual se encuentre. Manuel Durán, jefe de Ingeniería y Robótica de la compañía, agregó que otra manera de añadir los datos que sean necesarios es a través de las consultas de las personas.
“Podemos capturar la información que las personas le preguntan para que así tengamos una respuesta más retroactiva en caso que por ejemplo, le pregunte dónde está el baño y nunca le hayamos cargado la información. Sabemos que el robot no pudo encontrarlo en la base de datos y de esa forma en su próxima revisión le agregamos la información. Se puede decir que el robot va aprendiendo”, agregó.
Además, el robot al tener la capacidad de reconocer a los vecinos, puede ir almacenando sobre las inquietudes que le consulta la gente y así el personal del municipio sabe qué es lo que más les preocupa. “Tú vas viendo el comportamiento sobre lo que la gente pregunta más. Va entregando buena información de la clientela se podría decir y por eso lo hemos mantenido y ha resultado bien”, indicó Errázuriz.
Sin embargo, agregó que “la gente igual se acerca a los módulos donde están las personas”. No obstante indicó que si deciden dejar a Neo, existe la opción de incorporar a un monitor que ayude para que las personas interactúen con él y se les explique cómo funciona.
Además, desde la municipalidad aseguraron que este robot no reemplazará a nadie. “Complementa el trabajo de los módulos de información, pero mucho más automatizado y eficiente porque es una computadora andante”, indicó Errázuriz.
La visión de los expertos
Pese a que esta inversión podría significar un alto costo mensual y podría ser equivalente a la función de una computadora o tótems, expertos en el área entregaron su opinión sobre Neo y lo catalogaron como algo que entrega “una sensación de modernidad”.
Carlos Escobar, director de Innovación y Tecnología de la Facultad de Ingeniería y Tecnología de la Universidad San Sebastián, señaló a BioBioChile que “una de las ventajas es que las personas, a diferencia de estar frente a un tótem, esta figura con forma antropomórfica o humana de alguna manera, les da una sensación de ser escuchados”.
“No es lo mismo responder ciertas preguntas o buscar cierta información en un tótem que algo parecido a una persona humana te lo pueda decir”, indicó Escobar. El docente de la Universidad San Sebastián además comentó que “es una súper buena estrategia comunicacional y de marketing”.
Sobre el precio indicó que “puede ser excesivo, se podría hacer eso con una persona. No representan ningún ahorro para la comunidad un valor que cueste más que contratar a una persona. Pero eso es porque la característica de un sustituto tiene que ser más elaborada y además costar menos que la función original”.
Por su parte, el director de Ingeniería en Automatización y Robótica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello, Luis Amigo, señaló que “entrega beneficios a los usuarios que interaccionan con el robot, pero no beneficios en cuanto a la calidad de la información que entregan, es más bien beneficios relacionados con el interés que despierta”.
En cuanto a la comparación con un tótem o un computador, Amigo indicó que “el robot al tener una figura humanoide permite despertar sentimientos más empáticos. El tótem lo consideras una máquina y un robot lo consideras más que eso y te permite abordarlo de una manera distinta”.
Sobre el precio señaló que “hay que analizar cuáles son los objetivos de la municipalidad” y en comparación con otros aparatos tecnológicos agregó que “un tótem es mucho más barato que un robot por lejos, pero por otro lado el tótem no tiene este sistema de aprendizaje que tiene el robot y tampoco tiene el reconocimiento facial y los movimientos gestuales. Es algo mucho más estático el comunicarse con una pantalla. En general uno saca información, pero no se comunica”.