Una llamativa iniciativa en La Florida ha llamado la atención en redes sociales, donde han circulado fotos de unos cajones con libros puestos en un paradero de la comuna. Esta es la Biblioteca Comunitaria El Amaranto, ubicada en el paradero de Avenida México con Gerónimo de Alderete.
Según los responsables del proyecto, en sus inicios, hace unos cinco años, la biblioteca se encontraba al lado del Huerto Comunitario La Berenjena, en la comuna de La Florida. El nombre surgió por casualidad, la biblioteca surgió dentro de un huerto, de igual manera como lo hizo un amaranto. Los libros, donados por los propios miembros de la comunidad, se guardaban en dos cajones de tomates. Con el tiempo, ya se había llenado un carro de supermercado.
Después de un tiempo la idea de la biblioteca en el huerto no funcionó, y los libros terminaron guardando polvo en una casa cualquiera. Pero esto sería momentáneo, ya que transcurrido un tiempo surgió la idea de llevar la biblioteca a una feria de las pulgas que se organizaba cada año en una villa cercana. La medida fue un éxito y se decidió seguir en la feria, pero esta vez en una que se realizaba cada semana.
La biblioteca comunitaria en la feria era una medida aplaudida entre los vecinos. De acuerdo con los autores, personas de todas las edades se tomaban su tiempo para pedir o dejar un libro. Pese a los problemas con los feriantes, por conseguir un puesto en la feria, la iniciativa continuo su rumbo.
Desde la biblioteca comentaron que con el tiempo se hizo complicado seguir con “Lo Amaranto”, el financiamiento y la dificultad de organizar la biblioteca los problemas. Pese a que se participó en fondos concursables del gobierno y la municipalidad, estos fueron rechazados, ya que ningún miembro de la iniciativa contaba con las condiciones académicas para realizar labores de fomento lector. Los libros volvían a estar en una casa, llenándose de polvo. Pero esto sería momentáneo, porque otra vez los libros volverían a la calle.
Actualmente la biblioteca no se encuentra ni en un huerto ni en la feria, sino que un en paradero del Transantiago. Los libros, puestos en unos cuantos cajones de tomates, son tomados y dejados por los habitantes y transeúntes del lugar. Según los responsables de la iniciativa, no hay mayores requisitos, lo único que se necesita para pedir prestado un libro es dejar otro a cambio. Lejos de cualquier pronóstico, no han ocurrido robos ni daños.