El sacerdote jesuita, Felipe Berríos, condenó duramente el ataque que se registró este jueves -en el marco de una marcha convocada por la Confech– en contra de la Iglesia de la Gratitud.

Según explicaron testigos, un grupo de encapuchados destruyó una de las puertas laterales de la iglesia e ingresaron para destruir una serie de imágenes religiosas, entre ellas, un crucifijo que llevaron hasta la calle para romperlo.

Al respecto, el sacerdote Berríos indicó que impacta la actitud de no respeto y de violencia.

Los dirigentes, si bien no fueron ellos los que hicieron los destrozos, pero de alguna manera son responsables porque uno sabe que las marchas terminan en esto, porque no son capaces de detener a los jóvenes cuando están haciendo esto”, indicó el religioso.

Berríos señaló que somos un país más rico que antes “y ¿por qué tanta rabia? la gente tiene cosas, pero no tiene un sentido. No se siente parte de una comunidad, siente que la pistolean todo el tiempo, siente que está compitiendo y que todo vale según la plata o la capacidad de consumo”.

Junto con eso, aseguró que la indolencia de los jóvenes ante la solicitud de aplazar la marcha por la rotura de matriz que afectó a un gran número de ciudadanos “es lo que a mi me llama la atención. Porque eran sus mismos papás que a lo mejor tuvieron que caminar horas para llegar a la pega“.