En un enigma para familiares y ambas policías se ha convertido la misteriosa desaparición de una joven trabajadora, de 25 años, de quien sólo se encontró su motocicleta y el casco, ambos con manchas de sangre, en un camino rural no muy lejos de la empresa frutícola en la cual acababa de terminar su turno de noche, durante la madrugada del jueves pasado, en la zona poniente de Curicó, región del Maule.
La joven, identificada como Maritza Andrea, madre de un niño de 5 años, había cumplido su turno de noche en la frutícola Dosal ubicada en el sector de Tutuquén. Para regresar a su domicilio en la comuna de Rauco, la trabajadora utilizaba su motocicleta tipo scooter, a través de un camino interior, para acortar los aproximadamente 11 kilómetros hasta su casa.
Motocicleta
Como era habitual, en su motocicleta enfiló por el camino a Tutuquén, rumbo al oriente, para luego tomar la ruta J-640. Según compañeros de trabajo, era lo que hacía siempre, aprovechando el buen estado del camino, y que de noche transita un menor flujo de vehículos, conectando interiormente con el camino a Rauco, en el sector Isla de Marchant.
Sin embargo, algo ocurrió esa madrugada. Maritza había salido a eso de las 04:30 desde su trabajo, pero una hora más tarde, personal de Carabineros era alertado que en la ruta había sido encontrado una motocicleta sin su ocupante.
Búsqueda
Por ello, se pensó inicialmente en un hipotético accidente de tránsito y que el conductor o conductora podría estar en las inmediaciones. La policía uniformada acudió rápidamente al lugar, constatado la existencia del vehículo e iniciando la búsqueda que, sin embargo, resultó infructuosa.
El prefecto de Carabineros, coronel Aldo Borroni, explicó que “se pensó primero en un accidente de tránsito y, tras buscar a la persona en el lugar y no encontrarla, se hizo una revisión en el hospital o en los centros de salud, con los mismos resultados negativos”.
Enigma
En el lugar continuó el “barrido” para dar con quien conducía la moto, mientras que -en forma paralela- se indagó la propiedad del móvil con los números de la patente. Así, los carabineros llegaron hasta Rauco, donde ubicaron al padre de Maritza, desatando así el enigma en el que trabajan ambas policías.
Durante el jueves, la Sección de Investigaciones Policiales (SIP) de Carabineros revisó en varias ocasiones el lugar del hallazgo, entrevistando a los vecinos más cercanos. Uno de ellos, Carlos Muñoz, dijo: “no escuchamos nada anormal, sólo supimos que algo pasaba cuando vimos las luces de los carabineros, salimos a ver, pero sólo estaba la moto”.
Presunta desgracia
El viernes el caso policial pasó a manos de la Fiscalía, donde se entregaron las diligencias a la Brigada de Homicidios de la PDI. El subprefecto y jefe provincial, Ricardo Castro, indicó que la investigación comenzó en torno a una denuncia por presunta desgracia, agregando que se analizan las posibilidades de un accidente de tránsito que pudiera haber derivado en otra situación aún no aclarada.
Precisó que en el lugar se realizaron peritajes fotográficos, mecánicos y planimétricos, además de la entrevista a familiares, compañeros de trabajo y cercanos de la joven, así como la revisión de llamadas telefónicas, entre otros aspectos, para dilucidar esta misteriosa desaparición.
“No descartamos nada”, dijo el coronel Borroni, considerando que junto a la motocicleta se ubicó también en casco de seguridad y las llaves del vehículo, sumado a la mancha de sangre en la manilla derecha.