Tras la muerte de Celino Villanueva el 18 de abril, a los 121 años, comenzó la búsqueda del siguiente chileno más longevo.
No obstante, y pese a que BioBioChile se contactó con entidades que supuestamente deberían tener información al respecto, como el Registro Civil, el Ministerio de Desarrollo Social y el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama); ninguna de aquellas supo dar una respuesta concreta.
La duda, sin embargo, ya fue clarificada en parte y el Gobierno, a través de un comunicado, entregó datos al respecto de la nueva persona más longeva del país con residencia en un centro del Senama.
En el escrito, el Ministerio de Desarrollo Social indicó que con 108 años recién cumplidos, la señorita María Teresa Martínez se transformó en la adulta mayor más longeva al interior de un Establecimiento de Larga Estadía (Eleam).
Martínez es residente del Eleam “Wenüiwen” de Licantén, región del Maule, luego de pasar por un hogar de la comuna de Rauco, recinto que no contaba con una serie de requisitos que aseguraran su bienestar.
“Acá en Licantén ha encontrado el trato, cariño y las dependencias adecuadas para tener una buena calidad de vida”, señaló el seremi de Desarrollo Social, Juan Eduardo Prieto.
A su fiesta de cumpleaños, el martes 1 de mayo, también acudieron el jefe comunal, Marcelo Fernández, y el diputado Pablo Prieto.
“Es una mujer maravillosa que nos enseña con su sencillez y vitalidad. Tiene 108 años y es un ejemplo de vida, por lo que estamos muy contentos de poder acompañarla”, dijo Fernández.
Prieto, en tanto, aseguró su apoyo al Eleam de Martínez y colaboración “en todas las mejoras que necesiten”.
El Eleam de Licantén es uno de los doce que hay a lo largo del país y uno de los tres en la región del Maule, aparte de los que existen en Curicó y Cauquenes.
Dichos recintos son monitoreados por Senama, pero ejecutados por diversos organismos, como es el caso del propio municipio en Licantén. Son residencias en las que viven adultos mayores en forma permanente o temporal, que se encuentran en situación de vulnerabilidad, recibiendo servicios y cuidados de largo plazo.
Dentro de las principales prestaciones, destacan la entrega de alojamiento; diagnóstico y evaluación geriátrica integral; atención de salud; apoyo y cuidado personal; alimentación; provisión de ropa y elementos de aseo; apoyo sociocomunitario; acceso a asistencia religiosa, entre otras.