Pocas horas antes de acogerse a jubilación y recibir el homenaje realizado por sus pares en la Corte de Apelaciones, el viernes pasado, el magistrado concedió su última entrevista y lo hizo con Radio Bío Bío.

El ministro Carlos Aldana ejerció como miembro del Poder Judicial y como ministro en visita para delitos de lesa humanidad hasta el viernes pasado. Fueron 41 años de carrera en la administración de justicia, 19 de los cuales estuvo dedicado a la investigación de las violaciones de derechos humanos entre 1973 y 1990.

Desde 2005 investigó centenares de casos por delitos de lesa humanidad, aclarando los más emblemáticos como la Matanza de Laja San Rosendo, los crímenes de la Operación Alfa Carbón, incluida la arista de la Vega Monumental, además de los asesinatos y desapariciones de Santa Bárbara y de Mulchén.

Ministro, lo primero. ¿Con qué sentimientos deja su carrera?, ¿qué pasa por su cabeza al dejar, principalmente, el trabajo realizado por los últimos 20 años en materia de derechos humanos?

Sí, aunque es un plazo que uno sabe que se cumple y así se hace con todos los que estamos en cualquier cargo de servicio público, no deja de tener un sentimiento especial porque en realidad ha sido lo que uno ha realizado, al menos en el caso mío, los últimos 41 años en el Poder Judicial, pero tranquilo con la conciencia de haber cumplido, para lo cual estaba obligado y puedo retirarme, yo creo, con la satisfacción de que se ha hecho todo lo posible para cumplir lo que me había prometido, y aquello que quedó inconcluso, el Poder Judicial tiene los medios y los reemplazantes para que prosigan con dichas investigaciones.

-¿Tiene conciencia que como ministro en visita para delitos de lesa humanidad sus fallos van a quedar en la historia de Chile?, ¿tiene eso un significado para usted o no lo ve así?

No tanto. Yo creo que la relevancia -y mucha- la tiene para los familiares. Para uno, por la dimensión de los casos que se conocieron, el impacto que ha ocasionado, tanto en las víctimas como también en los victimarios, y en los familiares, en segunda y tercera generación, que afecta cualquier cosa que tenga relevancia como los derechos esenciales de cumplir condena efectiva. Eso es algo que ha impactado y yo, no obstante de que uno como juez del crimen conoce muchas materias, hay unas que impactan más que otras y una de esas son las violaciones de derechos humanos.

-Más allá de los fallos, ¿lograron los victimarios y las víctimas entender el trabajo que usted efectuó?

Yo creo que, como en todos los juicios, son dos posiciones encontradas, los victimarios siempre ellos sostienen de que la justicia fue muy dura con ellos, incomprensiva. La mayoría alegaba cumplimiento de deberes o de órdenes; otros negaban derechamente al participado. Y las víctimas siempre ellos también esperaban más dureza en las sanciones. Entonces, para eso está el Poder Judicial; el juez debe asumir esa responsabilidad y aplicar la ley a su criterio, con la conformidad de que en nuestro sistema la sentencia de derechos humanos son las causas que más se revisan por las distintas instancias del Poder Judicial. Todas las causas de derechos humanos con condena llegaron a la Corte Suprema. Fueron revisadas por ministros de Corte, previamente estudiadas por relatores de Cortes de Apelaciones y después por Corte Suprema, relatores y ministros, donde ya no son solo tres como en las Cortes de Apelaciones, sino que son cinco ministros, quienes revisan, además del fiscal judicial, en ambas instancias.

-Conociendo en 20 años todos estos casos, ¿qué es lo que ocurrió durante el gobierno militar o la dictadura?, ¿ocurrió una persecución?, ¿fue sistemática la violación de derechos humanos?

De acuerdo a las sentencias que se han dictado, fue una forma sistemática de frenar cualquier rebelión o cualquier acto que pudiera alterar la instalación del nuevo régimen. Eso está establecido en los fallos, así se ha señalado, y que fue dispuesto por los organismos superiores, por las direcciones superiores. Por eso, en mis causas de derechos humanos, fundamentalmente se condenaron a las jefaturas. Aquí se sancionó desde los jefes nacionales hasta los que mandaban la tropa. La tropa, generalmente, fue absuelta o se le aplicó penas menores, (las sanciones fueron) por el grado de responsabilidad que se estimó que tenían en dichos hechos. Ahora, las justificaciones que daban para actuar con esa dureza, bueno, eso también se reflejó en las sentencias, y ellos señalaron que era por impedir que hubiera una revolución. Pero la gravedad de las violaciones fueron a tal extremo que yo tengo el convencimiento de que las sanciones que se aplicaron fueron las adecuadas y las convenientes para estos hechos.

-¿Pudo haber hecho algo más el Poder Judicial durante esa época?

Yo creo que siempre se puede hacer más, pero aquí las causas denunciadas fueron muy bien investigadas por los ministros que las dirigieron en la región del Bío Bío. Eso fue lo que yo conocí. Se pudo investigar, pero los procesos fueron después derivados a la Justicia Militar y allá fueron sobreseídas.

-¿Entonces, aquí hubo un intento de hacer justicia?

Yo lo que conozco es que aquí hubo investigaciones. La Corte de Apelaciones de Concepción conocía los recursos de amparo, y si bien eran rechazados, ordenaba que se abrieran causas o designaba ministros en visita para que investigaran. Fueron ministros que hicieron investigaciones muy acuciosas, muy relevantes, que establecieron hechos e incluso señalaron responsabilidades, pero nada de eso fue oído.

-¿Por qué la dificultad en encontrar los restos de los detenidos desaparecidos?

La respuesta es compleja; algunos porque el tiempo los ha hecho desaparecer, la segunda, porque los restos fueron exhumados y se eliminaron; se cremaron. Todo esto fue acreditado. Hay otros casos en que para evitar responsabilidades se ocultó los lugares donde realmente quedaron y por eso anduvimos picando aquí, picando allá, y por eso si hubieran contado los hechos, se podría haber avanzado en las investigaciones. Yo utilicé, dentro de las técnicas de investigación, que las personas que colaboraban tenían un tratamiento especial y se les concedía una rebaja en la condena; algo permitido por el sistema antiguo y el nuevo. Eso se aplicó y dio resultados.

O sea, ¿hubo victimarios que usted interrogó y que tenían información?

Siempre hay algo de información que nosotros no hemos logrado obtener.

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