Subió en silla de ruedas el volcán Antuco: una década más tarde busca repetir la hazaña caminando

27 agosto 2021 | 14:12

Paso tras paso, metro a metro, casi llegando a la cima ¿Quién imaginaría que una conversación entre copas de día viernes en el Café Neruda de Concepción terminaría con un grupo de amigos completando una hazaña inclusiva y monumental en el volcán Antuco?

Para dimensionar la riqueza de la historia del “Proyecto Panzer” no basta sólo saber que llegaron a la cumbre con uno de ellos sobre una silla de ruedas adaptada con esquíes – lo que no deja de ser asombroso – si no también conocer la historia de su protagonista: Gabriel “Panzer” Roa Fritz.

Resiliencia

Con 42 años de edad, comenta en conversación con BioBioChile, que nació en Talcahuano y es el menor de cuatro hermanos. Recuerda que cuando pequeño jugaba a la pelota con sus vecinos y a los 10 años comenzó a sentir molestias físicas, lo que derivó en que le diagnosticaran artritis reumatoide juvenil, “una enfermedad autoinmune que causa inflamación de las articulaciones y mucho dolor”.

“De no tener tratamiento, el diagnóstico de esa enfermedad es bien invalidante, porque como permanece el dolor y la inflamación, causa deterioro y destrucción de la articulación”, detalla.

Fue así como llegó a la Teletón de San Pedro de La Paz, donde recibió tratamiento de forma permanente y se sumó al grupo scout Huilliche, el que integra a niños con y sin discapacidad.

“Ahí es donde tuve mi primer contacto con la naturaleza y el trabajo en equipo, de hecho mis grandes amigos son del grupo scout, como de toda la vida”, explica, agregando que salían a acampar dos veces al año. “Si mi personalidad actual se caracteriza por algo, es por haber tenido esa formación de scout”, asegura.

Con el pasar del tiempo, Gabriel terminó el colegio y la universidad. Sin embargo, una vez egresado no encontró trabajo; “porque estaba usando bastones, las ofertas de trabajo no abundaban en esa época para las personas con discapacidad. Así que caí en una depresión”.

Sin motivación alguna, “Panzer” bajó tanto de peso que llegó a pesar casi 38 kilos. Fueron aproximadamente dos años muy duros y oscuros, donde gran parte de su tiempo lo pasó en cama. Según detalla, fue el apoyo de sus padres y amigos, lo que lo llevó a iniciar tratamiento psicológico y también a retomar la terapia física que su cuerpo necesitaba.

De forma excepcional, como era exusuario de la Teletón, reingresó al establecimiento, en donde recuperó energías y también movilidad. Gabriel comenta que volver significó ver a otros pacientes más jóvenes, momento en el que se percató que él había perdido esa “percepción de esfuerzo y tener metas propias”.

“Ver a niños de 10, 13, 15 años esforzándose por lograr su rehabilitación, buta eso me llenó. Así que ahí está el pie de todo, a mirar el mundo desde otra perspectiva”, explica.

El Proyecto Panzer

Ya en una silla de ruedas eléctrica empezó a recorrer el centro de Concepción, hasta que apareció una oportunidad laboral en una empresa local, donde Gabriel conoció a sus colegas montañistas, con quienes más tarde – probablemente sin imaginarlo- subiría el volcán Antuco.

La idea de la expedición surgió durante un viernes de copas, cuando Gabriel, en medio de las anécdotas de sus compañeros, manifestó su deseo de estar en la cima de una montaña, al igual que ellos.

“Empezó la conversa y salió plantear el desafío y ahí parte todo el aborigen del Proyecto Panzer de 2011”, recuerda.

En este punto de la historia se preguntarán ¿por qué “Panzer”? Bueno, a Gabriel lo apodaron de esa forma porque un día de lluvia usó una capa de pescador mimetizada, lo que a ojos de sus compañeros de trabajo lo volvió similar a un tanque militar – por la silla y la capa – por lo que comenzaron a llamarlo “Panzer”.

Desde ahí en adelante fue manos a la obra, empezaron a realizar un estado del arte para saber si esto se había hecho antes y cómo. Algo completamente similar no había sido ejecutado, pero sí supieron de personas con discapacidad que se dedicaban al montañismo, lo que les sirvió de ejemplo para saber que lo que soñaban era posible.

En cuanto a planificación, en total el trabajo duro casi más de un año y en ejecución aproximadamente cuatro meses. A lo largo del proyecto, el grupo estima que participaron más de 100 personas, cifra importante considerando que la actividad debía ser segura para todos.

En la expedición participaron bomberos de la Tercera Compañía de Concepción, el regimiento 17 de Los Ángeles y voluntarios de los clubes de montaña RAUBB y CMRAUC. Además, recibieron apoyo de la Teletón y la empresa CADETECH S.A, donde trabaja Gabriel.

“La guinda de la torta”

Por si se lo preguntaban, subir la cima no tarda horas, en este caso fueron tres días intensos de caminata y coordinación. El grupo de casi 50 montañistas se dividió en cuatro grupos: los del campamento base, el equipo de rescate, quienes llevaban lo necesario para armar “los campamentos altos” y “los perros”, quienes arrastraban la silla adaptada para Gabriel, junto con él.




En un momento de la caminata, al llegar al campamento alto, “Panzer” recuerda que el cielo se nubló, por lo que temió por quienes venían detrás de ellos, ¿y si algo les pasaba? Comenta que como no tenía experiencia, tuvo miedo, pero luego el clima cambió y el resto del equipo los acompañó en vísperas del día del ascenso.


“Al día siguiente todos con la menor carga posible, simplemente agua, fuerza y hartas ganas y empezamos a hacer una serie de maniobras a la cumbre. Fueron un poco más complicadas por la pendiente de ese tramo y partimos como a las 8”, precisa, aclarando que las labores de preparación comenzaron cerca de las 06:30 horas.

Cada vez faltaba menos para el objetivo y siendo las 13:00 de la tarde, el grupo alcanzó la cima.



“Panzer” realiza varias reflexiones sobre este hito, una de ellas es el cambio de perspectiva que obtuvo con el transcurso del proyecto, y específicamente al llegar a la meta, donde se sintió más fuerte que antes.

“Con el apoyo de muchas personas, que se logró con la convocatoria, hicieron posible cambiar mi manera de pensar y restaurar esa etapa de depresión para empezar también a plantear nuevos desafíos. Y claro, todos tenemos sueños pero en algún momento esos sueños tienen que ser un objetivo o un desafío”.

“Considero la cumbre como comerse la guinda del postre, pero cuando uno se come el postre, también lo disfruta. Entonces el camino de planificación yo lo disfrutaba a cada momento, porque veía a gente tan entusiasmada con el proyecto, que sacrificaba de su propio tiempo libre para trabajar en algo como parte de, pero que originalmente no era para él, era para otra persona. La generosidad de esas personas permitió el éxito del proyecto”, afirma Gabriel a este medio.

Repetir la hazaña

Bueno, la historia no termina en la cumbre del volcán. Una década más tarde el equipo del proyecto quiere repetir la expedición, pero esta vez, con “Panzer” caminando. Porque sí, luego de adquirir el hábito de acudir al gimnasio y tener terapia especial con un kinesiólogo, Gabriel actualmente puede caminar, aún necesitando – eso sí – la silla para ciertas ocasiones.

“En eso estamos, trabajando, aplicando muchas cosas que hicimos en 2011, preparando las condiciones de trabajo, el diseño de un prototipo distinto, porque ya no es adaptar una silla de ruedas si no algo más simple. Es necesario asegurar todos los factores, sobre todo la integridad física de todos los que participemos”, señala, agregando que la pandemia y el clima son puntos importantes a considerar en toda la planificación.

“Panzer” enfatiza en que esto “tiene un objetivo mayor que simplemente llegar a la cumbre, es demostrar que cuando uno se plantea sueños, al momento de hacer el switch para plantearlo como un desafío, hay que trabajar para lograrlo. La fecha tentativa es hacerlo ahora en octubre de este año”.

Por ahora, parte de los entrenamientos para subir el volcán, consisten en realizar los senderos del Cerro Caracol en el Parque Ecuador de Concepción, donde el descenso ha sido particularmente desafiante para Gabriel, quien indica que la práctica debe ser con calma para que así no resulte traumática para el cuerpo.

Subir la cumbre es una de las metas, pero el equipo de este proyecto además pretende masificar los conocimientos que han adquirido, para que así, otros como “Panzer” puedan realizar estas expediciones.

“Eventualmente queremos hacer el deporte de montañismo más inclusivo, una de las tareas que estamos haciendo es el diseño del artefacto, las maniobras, cosa de que un club de montaña de Valdivia, Puerto Montt u Osorno, decidan subir con una persona con discapacidad”, detalla.

A su vez, Gabriel planea continuar con este deporte. Además, a través de esta entrevista, invitó a todos quienes nos leen a seguirlos en redes sociales, “mientras el proyecto sea más difundido, más impacto va a tener en las personas, no sólo en personas con discapacidad si no global”.

“Cada uno tiene sus propias cumbres”

Durante la conversación con “Panzer”, llama la atención que constantemente él reflexiona sobre lo vivido. Y es que su experiencia, además de ser literal, invita a realizar analogías con los desafíos que tenemos día a día.

“El mensaje es apoyarse del cariño de los amigos, en el montañismo existe el concepto de cordada que es el grupo de personas del que uno se rodea para enfrentar una montaña o un desafío y eso es fundamental. Yo hacía la analogía de que mi cordada inicial era mi familia, mis amigos, entonces siempre va a haber alguien que te tienda la mano“, explica aludiendo al periodo en que tuvo depresión.

“Hay que trabajar por lo que uno quiere hacer, quizás cuando estamos en un mal momento vivirlo, pero tener esa pequeña luz de esperanza que hay que aguantar, sobrepasar la tristeza, una vez que tenemos energía ponerse de pie y seguir adelante. Cada uno tiene sus propias metas y cumbres, cada uno va disfrutarla como quiera una vez que las logra, la satisfacción va a quedar siempre para recordarlas, incluso cuando estemos viejitos y podamos contárselas a las nuevas generaciones”.

Finalmente, volviendo al Proyecto, Gabriel reitera que pese a que tienen como meta una fecha específica, lo más importante es cuidar la integridad física del equipo, por lo que en caso de que las condiciones no sean las adecuadas, deberán perseverar hasta que los factores lo permitan.

Total, y como le dijo un amigo a “Panzer”, “las montañas van a estar ahí siempre”. ¿Metafórico, no?