Luego de 10 años, la nueva Ley de Inclusión para personas con discapacidad, incluyó el acceso a la lengua de señas como un idioma oficial.
La reciente norma 21.303 que modifica la preexistente Ley 20.422, agregó 3 modificaciones que la convierten en una nueva legislación.
Primero, diferencia a las personas con discapacidad auditiva de las personas sordas, donde se destaca que las primeras tienen una condición que es producida por una enfermedad, accidente o vejez.
Mientras que las personas sordas, son quienes tienen una funcionalidad reducida desde el nacimiento o a lo largo de su vida, y que han adquirido un idioma visual, por lo tanto su único método de comunicación es la lengua de señas.
Además, se constituye una “comunidad sorda” que agrupa a todas aquellas personas que componen una minoría lingüística y cultural, conformado por personas sordas, organizaciones que trabajen con este grupo y también quienes son oyentes pero comparten la lengua y cultura de éste.
Del mismo modo, el artículo 26 de dicha ley -en su modificación- incluye la lengua de señas chilena como una lengua natural y patrimonio intangible de las personas sordas, donde el Estado chileno lo reconoce y obliga a promover, respetar y asegurar la lengua de señas en el acceso a servicios públicos y privados, en la educación, en lo laboral, en la salud y todos los ámbitos de la vida en sociedad.
Desde la empresa Lense Bío Bío, el gerente general, José Lazcano, mencionó el importante avance que significa esta ley para las personas sordas, ya que se estuvo trabajando por esto durante años.
Los ministerios de Educación y de Desarrollo Social y Familia, serán los encargados de regular las condiciones y requisitos para la enseñanza de la lengua de señas, además de garantizar el acceso a todos los contenidos del currículo a las personas sordas de cualquier establecimiento educacional como primera opción y español escrito como segunda lengua.