La coordinadora Conce sin Mineras está canalizando las inquietudes de vecinos y consolidando la oposición al proyecto Biolantánidos, más conocido como Tierras Raras.
Mientras tanto, la empresa a cargo de la iniciativa pidió al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) extender el periodo evaluativo con el objetivo de llevar a cabo las indagaciones que les han solicitado.
Las tierras raras son minerales de baja concentración, que se utilizan, principalmente, en la fabricación de objetos tecnológicos como vehículos eléctricos o teléfonos inteligentes.
Por su parte, el proyecto consiste en la construcción y operación de una faena minera y planta de procesamiento de tierras raras, con una capacidad para procesar hasta 240 toneladas por hora y producir hasta mil 700 toneladas anuales de concentrado.
El Estudio de Impacto Ambiental de la iniciativa fue ingresado en diciembre del año pasado, luego que el SEA pusiera término anticipado a la Declaración de Impacto Ambiental que había tramitado en un primer intento el titular.
En el marco de esta evaluación, se cumplió el primer semestre del proceso de Participación Ciudadana, mientras que los servicios que participan han realizado sus observaciones, reunidas en el Informe Consolidado número 1, por el que la empresa requirió más tiempo para responder.
El motivo es la necesidad de realizar campañas de primavera en relación con la calidad de agua, fauna, flora y vegetación. Además, se debe actualizar el inventario de emisiones atmosféricas y modelación de calidad del aire, ampliar un estudio hidrológico asociado a los esteros Penco y Cabrito, entre otros estudios.
Milciades Jara, representante de Conce sin Mineras, que agrupa a varias coordinadoras socioambientales, ONGs y Juntas de Vecinos, indicó que hace unos tres meses comenzaron a trabajar con pobladores de la Villa Universitaria y Villa Concepción, canalizando sus inquietudes.
“Nuestro rechazo al proyecto surge porque creemos que este proyecto puede traer bastante consecuencias a la salud, y a la flora y fauna que hoy en día existe en los sectores donde se emplazará”, explicó.
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Entre las principales preocupaciones de la comunidad, se menciona el uso de 35 mil litros de agua por hora, los peligros para la flora y fauna nativa, la polución del aire con materiales particulados, la erosión de los suelos, el peligro de radiactividad, la cercanía con lugares poblados y afectación a las dinámicas sociales y culturales.
Por su parte, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) solicitó poner término anticipado al proyecto, debido a que no se ha proporcionado información contundente para evaluar los impactos que podrían recibir especies en peligro de extinción presentes en el área de extracción minera, como los son el queule, el pitao y el naranjillo.
El Servicio de Evaluación Ambiental autorizó extender la suspensión del plazo hasta el 30 de diciembre, mientras la empresa se ha hecho cargo de aclarar, principalmente, a través de redes sociales, las preocupaciones que han surgido entre la comunidad.
Desde BioLantánidos respondieron que el proyecto “no presenta, concentra ni desecha material radiactivo en ninguna de sus fases, procesos ni etapas”. Además, comentaron que los 9,2 litros por segundo de agua propuestos permiten resguardar el caudal ecológico de los esteros y que no cortarán queules.