7.000 millones de pesos están en disputa tras la muerte de un multimillonario de Concepción. En el caso ya se ha presentado una supuesta amante alegando poseer un testamento, una extrabajadora del hogar y un grupo de familiares de su difunta esposa que también dicen ser los herederos y un supuesto acreedor que aseguró que el fallecido le debía más de mil millones de pesos.
La fortuna se originó hace unas tres décadas, según conocidos expresaron a La Tercera, cuando Luis Antonio Bravo, ingeniero civil eléctrico casado con María Cáceres Lillo, fue despedido de la siderúrgica de Huachipato en Talcahuano.
La compañía indemnizó a Bravo con un par de millones de la época, lo que tampoco era mucho dinero. Sin embargo, Bravo lo habría invertido en empresas que estaban desvalorizados, que al pasar los años aumentaron su precio.
Con 86 años, Bravo murió el 19 de diciembre de 2017, acumulando un patrimonio de cerca de 7 mil millones de pesos.
Bravo no tuvo hijos y su esposa murió en 2016. Todavía no se encuentra un heredero hasta el sexto grado de consanguinidad -pese a que se ha dicho que existirían unos sobrinos que cumplen con el requisito-, lo que ha despertado el interés de varias personas que han intentado quedarse el dinero, en una larga trama que todavía no se aclara.
Los herederos
El 19 de diciembre de 2017, el abogado José Ignacio Castillo presentó en Concepción una denuncia de herencia vacante, ante el Ministerio de Bienes Nacionales.
Si nadie reclama la herencia, quien hace la denuncia recibe el 30% del dinero, en este caso unos 2 mil millones.
Pero la situación no ha resultado fácil para Castillo, porque han surgido a lo menos dos supuestos testamentos.
En primer lugar, el abogado que ordenaba los bienes de Bravo presentó un recurso asegurando que, estando a punto de morir en el Sanatorio Alemán de Concepción, el difunto había expresado que quería dejar sus pertenencias a la asesora del hogar Nélida López Ramírez y a tres familiares de su difunta esposa, Alejandro Piñeyro, Pedro Rivera, Pedro Cáceres y Octavia Dinelli.
Mas nunca quedó en un documento escrito esta voluntad, sino que sólo se habría expresado oralmente.
“Es un testamento privilegiado, de carácter oral, que es muy excepcional. Está pensado para alguien que se muere en un barco, por ejemplo, y no tiene acceso a un notario”, manifestó a La Tercera Castillo Villagra, quien duda de la veracidad de este testamento que, pese a ello, de momento está validado por la Corte de Apelaciones de Concepción.
La vida oculta con la amante
Por otro lado, Bravo fue demandado en La Serena por un ciudadano australiano que afirmó que el difunto le debía 1.723 millones de pesos. Pese a que estaba muerto, en la acción legal se alegó que en junio y julio de 2018 fue notificado por el receptor judicial.
En este caso, ya se acreditó que eran falsos los pagarés presentados.
Unos meses después de su muerte, apareció una mujer, Rosa Pérez Verdugo, que aseveró haber sido la amante de Bravo y haber mantenido una relación de décadas bajo secreto.
Supuestamente, en una notaría de Santiago en el 2000, Bravo había validado un testamento en que pedía repartir en partes iguales el patrimonio entre Pérez Verdugo y Cáceres Lillo y, si es que alguna de las dos moría, la otra se quedaba con la totalidad de los bienes.
“Con Rosa Ester Pérez Verdugo (…) he mantenido una relación extramarital por aproximadamente diez maravillosos años a la fecha, en que ha sido mi compañía en discreto amor, conociendo mi realidad de pareja, siendo mi silenciosa amante y compañera, no exigiéndome más que nuestros pequeños tiempos, en un amor puro y sin condiciones; además, ha sido mi confidente, la persona con quien he podido compartir mis mejores años de felicidad. Espero que mi cónyuge entienda esta decisión y si me sobrevive me perdone por el engaño que he cometido, pero deberá comprender que ésta es mi última voluntad”, se manifestaba en la acción legal que pretendía que se validara el escrito que, se aseguraba, estaba en la Notaría de Sergio Garcés.
Pero él escrito no existiría, pues los datos que se entregaron no correspondían al documento, que no fue hallado en la notaría.
Según han declarado conocidos de Bravo, él habría expresado que no quería dejar un testamento, e incluso su contador avalaría eso.
El fiscal a cargo del caso deberá dilucidar posibles delitos al intentar apropiarse del dinero.
Hay otro problema legal, pues todavía no se puede acreditar que la madre de Bravo esté muerta y que por ello no puede recibir la herencia, pues no se conoce su RUN o si es que tenía uno siquiera, por lo que no se ha llegado hasta el certificado de defunción. Esto mantendría la herencia sin ser repartida, por el momento.