El sacerdote penquista Hugo Márquez se defendió y aseguró que las acusaciones por abuso sexual en su contra son falsas.
Las declaraciones del expárroco se dan luego de que hasta el Arzobispado de Concepción llegara nuevamente Antonio Garrido, quien hace dos semanas se presentó para denunciar lo que su sobrino Jonathan le contó unos tres años antes de quitarse la vida colgándose de un árbol en un sector boscoso de San Pedro de la Paz en octubre de 2017.
Jonathan, que en sus últimos años padeció esquizofrenia, le reveló a su tío, y también a su abuela, que el cura lo habría atacado sexualmente desde fines de la década de los 90, cuando él y un grupo de amigos del sector Pedro de Valdivia Bajo, todos de escasos recursos, frecuentaban la parroquia Nuestra Señora de Lourdes.
Según el denunciante, los chicos tenían entonces entre 13 y 16 años, y de manera habitual llegaban a casa con alimentos, ropa de cama, zapatillas y regalos.
De manera completamente inexplicable, Jonathan le tomó rechazo al sacerdote que consideraba su amigo, también a la Iglesia y no acudió más a sus labores de acólito. Todos estos detalles los ratificó este martes su tío, citado por la oficina de recepción de denuncias del Arzobispado de Concepción.
Según Garrido, lo recibió un grupo de profesionales, ninguno de ellos sacerdote, le requirieron detalles de lo que le reveló su sobrino, y de acuerdo a lo que pudo conocer, el investigador ya había recogido otros antecedentes del caso.
A Garrido se le confirmó y mostró la denuncia que la propia Iglesia Católica de Concepción hizo llegar al Ministerio Público para la indagatoria de este caso, aunque él tiene claro que, de acreditarse los hechos, ya estarían prescritos.
Radio Bío Bío tomó contacto esta mañana con Hugo Márquez, que hace ya algunos años estaba alejado de sus funciones pastorales, retirado de los servicios que por varias décadas ejerció en una de las parroquias más acomodadas de la zona.
El sacerdote dejó en claro que por orden del arzobispado no podía hacer declaraciones, pero aseguró que las acusaciones son completamente falsas y sostuvo que ha tenido el respaldo incluso desde el exterior frente a la situación que enfrenta.
La investigación canónica tardaría unos tres meses, le dijeron al denunciante, pues la disposición del arzobispo Fernando Chomalí, es que se actué con la mayor celeridad en este y los otros casos de abuso sexual que se indagan en la zona.
En la arquidiócesis, además se conoció hoy que el sacerdote de Tomé Ricardo Quezada Betanzo, fue suspendido de sus funciones, aunque en este caso, debido a una denuncia que no tiene que ver con manejos de la parroquia, y no de abuso sexual.
Los detalles los entregará el arzobispado esta tarde.