Entre dos complejos termoeléctricos, cerca de 150 empresas en el Parque Industrial y al menos siete plantas pesqueras en el centro deben vivir los habitantes de Coronel, la otra zona de sacrificio en Chile. Estudios por presencia de metales pesados, malos olores, ruidos molestos y protestas marcan parte de la historia de esta comuna que se niega a repetir la historia de Quintero y Puchuncaví.
“Era muy lindo aquí, antes que llegaran las empresas. Íbamos con mi hermanos al frente a bañarnos, era una cosa divina, bonita, no había olores, no había nada de esto”, parte contando Lucila Ramos. Tiene 80 años, 74 de ellos los ha pasado en el sector Lo Rojas, el más atestado con pesqueras.
Precisamente, Lucila vive frente a una de estas industrias, que comenzaron su llegada masiva a la ciudad en la década de los 90 y que de acuerdo a datos de la municipalidad son las responsables de los malos olores, en particular las productoras de harina de pescado.
Según señala María Vásquez, otra de las afectadas, el aire muchas veces es irrespirable. “Si ustedes vienen cuando está trabajando la pesquera tendrían que venir con mascarilla”, advierte.
Y no sólo eso, puesto que la vida cotidiana de las familias que viven cerca de las pesqueras se ha visto sumamente perjudicada. Por ejemplo: si desean hacer aseo en sus casas no pueden abrir las ventanas; los niños que van al colegio reciben burlas, puesto que el hedor que emana de las pesqueras queda impregnado en la ropa, pese a que deben secar sus prendas dentro de la casa.
“Si usted sube al bus la gente se da cuenta que uno anda pasado (a pescado)”, afirma Lucila. Mientras, Víctor Espinoza, que vive hace 15 años frente a la pesquera Camanchaca recuerda con nostalgia cómo era la playa en Lo Rojas antes de la llegada de las empresas: “Teníamos una tremenda playa ¡y limpiecita! No contaminación, no de esa grasa que se encuentra cuando empezaron a trabajar las pesqueras. Nosotros cuando cabros nos íbamos a zambullir a la playa y sacábamos machuelos”.
Más industrias
En el sector Lo Rojas también está la Central Termoeléctrica Bocamina. Llegó a la comuna en la década del 70 y si bien en 2008 se inició el proceso de reasentamiento de las personas que vivían en los alrededores -del que participaron aproximadamente mil 200 familias- en la Población Aroldo Figueroa aún existen cerca de seis que se mantienen a sólo metros de la empresa.
La casa de Pedro Torres, un pescador de 56 años, está a escasos 30 metros de la termoeléctrica, dice que no llegó acuerdo con Enel y sigue ahí junto a su señora y uno de sus dos hijos.
“Aquí ya no se puede vivir (…) hay ruidos fuertes, llega a dar miedo a veces”, sostiene.
El mencionado proceso de reasentamiento lleva un 90% de avance, de acuerdo a Krasna Pereira, responsable de Sostenibilidad y Relaciones Comunitarias Coronel de Enel. Según comentó, como firma tienen un programa que busca entregar una mejor calidad de vida. Pero ¿Qué ocurrirá con quienes siguen en la población Aroldo Figueroa?
“Las familias que aún residen y buscan una negociación ulterior es inviable por no atender los criterios de equidad y transparencia que guían hoy el accionar de Enel“, sostuvo la ejecutiva.
En los terrenos donde vivían las familias, Enel proyecta la construcción de un parque, obras que fueron detenidas por conflictos con los vecinos y que se reanudarán dentro de los próximos meses.
Panorama similar es el que existe al otro extremo de la comuna. Allí está la Central Termoeléctrica Santa María de Colbún, donde algunos ven con nostalgia el cambio del paisaje.
Elías Cid, quien vive desde fines de la década del 70 en el sector, declaró que “el paisaje ha cambiado tanto (…) el natural y el urbano, porque esta es una megaestructura que modifica todo lo que está ahí, tiene un significado, una connotación que es cuestionable, criticable desde distintos lugares”.
Visita
El pasado viernes el ministro de Salud, Emilio Santelices, llegó a Coronel, donde aseguró que se están practicando exámenes a niños de la comuna: de un universo de 169 menores han llegado 134. Asimismo, adelantó que posteriormente se trabajará con embarazadas y adultos mayores.
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Durante la visita, el alcalde Boris Chamorro pidió un plan especial para la zona, puesto que relaciona la instalación de las empresas con el aumento de enfermedades en la comuna. El cáncer al pulmón tuvo un incremento de 50% en las consultas de la atención primaria, señaló.
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De este modo, en Coronel continúan con la toma de muestras de metales a menores de 0 a 4 años. El trabajo comenzó en julio y se extenderá por seis meses, luego se continuará con el total de 4 mil que comprometió el ministro de Salud, para embarazadas y personas mayores.
El plazo es de un año, quieren dar tranquilidad a los vecinos que se sienten abandonados y se niegan a acostumbrarse a vivir rodeados de empresas y con el temor de repetir la historia de Quintero y Puchuncaví.