La Policía de Investigaciones informó este miércoles la detención de quien es sindicado como el autor material del homicidio de Alfonso Alfredo Flores Arévalo, alias El Tota, conocido traficante de pasta base que fue acribillado en Hualqui el pasado 30 de junio y cuya muerte fue precedida por una serie de violentos hechos: sus dos cercanos ejecutados en pleno consultorio, una casa quemada en represalia, venta de drogas y amenazas vía WhatsApp a las que tuvo acceso Radio Bío Bío.
La trama del asesinato de Flores Arévalo (30 años) se remonta al 22 de abril pasado, cuando a eso de las 04:30 horas, un hombre -Carlos Spielman, según la investigación policial, hoy en prisión preventiva- ingresó al Cesfam de la pequeña comuna del Gran Concepción, para asesinar a tiros a dos cercanos a El Tota que eran atendidos en un box del centro asistencial, luego de que ya habían sido baleados en las cercanías.
En efecto, las víctimas llegaron al consultorio con diversas lesiones a bordo de un vehículo que presentaba más de 10 impactos de bala, junto a una tercera persona que logró sobrevivir, tras ser derivado al Hospital Regional de Concepción.
La violencia y audacia del autor de los disparos llamó la atención inmediatamente de las autoridades de la zona, quienes dispusieron que personal de Fuerzas Especiales de Carabineros se instalara en la comuna, para intervenir poblaciones y buscar a bandas de tráfico de drogas que -de acuerdo a vecinos- tienen “tomada la ciudad”.
“Aún le queda por matar al Tota”
La historia, sin embargo, no concluyó ahí, puesto que a eso del mediodía de la misma jornada, Radio Bío Bío recibió -mediante WhatsApp- imágenes explícitas de las personas asesinadas al interior del Cesfam, en las que se podían apreciar a uno de los fallecidos tendido sobre una camilla cubierta de sangre, en los segundos inmediatamente posteriores al homicidio. Todo ello, iba acompañado de capturas de otras conversaciones con una amenaza clara: “Último minuto, Carlos no está ni ahí y aún le queda por matar al Tota”.
Dicho mensaje fue derivado por La Radio al Ministerio Público, organismo que instruyó a la PDI realizar las diligencias correspondientes, las que no pudieron evitar un final que era previsible: el 30 de junio de 2018, poco más de dos meses después de la primera balacera, El Tota también fue asesinado a tiros.
La noche de ese día, Flores Arévalo se encontraba en su domicilio en compañía de sus familiares, cuando desconocidos irrumpieron con armas de fuego. Al percatarse del peligro, El Tota huyó rápidamente, pero fue alcanzado por sus perseguidores en las cercanías, donde le dispararon en reiteradas ocasiones, causándole la muerte en el lugar. Uno de los atacantes sería Carlos Spielman, quien fue detenido en las últimas horas y es padre del sujeto del mismo nombre que hoy se mantiene en prisión preventiva.
Según indicó esta jornada el comisario de la Brigada de Homicidios de la PDI penquista, Jorge Abatte, la investigación reveló que existen testimonios que reflejan que efectivamente existían amenazas. Incluso, el detective sostuvo que el fallecido tenía conocimiento de lo que le podía suceder.
Vendetta y narcotráfico
Según trascendió, Flores Arévalo corresponde a un conocido narcotraficante de Hualqui, quien era investigado por la comercialización de pasta base y ya había cumplido condena por porte ilegal de armas.
En efecto, El Tota era el líder de una banda que operaba en la comuna y precisamente uno de los hombres ejecutados en el consultorio era uno de sus “soldados”.
De acuerdo a las indagaciones que lleva adelante la PDI, ambos asesinatos estarían vinculados al tráfico de drogas y a rencillas anteriores.
De hecho, sólo un día después del primer asesinato, la casa de Carlos Spielman (24 años) -sindicado como el autor de la ejecución doble en el Cesfam- fue quemada en represalia por lo sucedido.
“Una vecina vio que eran cuatro hombres encapuchados, vestidos de negro, y rompiendo el portón con un hacha”, relató una de las habitantes del sector tras el incendio registrado en el domicilio donde moraba el acusado junto a su madre, en la población Las Galaxias.
Toda esta situación preocupa en la pequeña comuna en cuya zona urbana viven sólo unas 17 mil personas, de ahí que se solicitara aumento de la dotación policial, lo que se ve reflejado también en las declaraciones que entregaron vecinos a Radio Bío Bío a los pocos días de ocurridos los hechos.
“Uno se da cuenta de que es la droga la que ha hecho cambiar mucho al pueblo, nosotros no sabemos cómo solucionar ese problema”, comentó una de las habitantes de la comuna en aquella oportunidad.