Esta semana el tradicional lavaseco Caracol, ubicado en calle Barros Arana, entre Rengo y Caupolicán, cerrará sus puertas y pondrá fin a sus 45 años de historia en el comercio penquista.
Así, este jueves 25 de agosto será el último día en que recibirán a los clientes, para que busquen sus pertenencias.
“Son 45 años de trabajo ininterrumpidos y es conveniente dar un paso al costado para poder descansar y dedicarme a la familia, y desconectarme de esta actividad”, comentó Juan Inzunza, dueño del local comercial.
Hay clientes habituales, que se sienten afectados por el cierre, ya que confiaban a ellos sus prendas y ven como lentamente desaparecen locales que los acompañaron y les brindaron servicios por tanto tiempo.
“Tengo una clientela que ha sido muy generosa en escogernos a nosotros. Nos esforzamos por dar buen servicio y lamentan el cierre. Es un poco problemático recomendar otro lavaseco, porque están desapareciendo. Lo que más hay son lavanderías”, dijo Inzunza.
Desde el lavaseco llaman a las personas que todavía no retiran sus prendas, para que puedan acudir al local, antes que se baje la cortina de uno de los pocos comercios del antiguo Concepción que queda en el sector.
Durante esta semana se desmantelará el recinto, que posteriormente quedará a disposición del Arzobispado.