“(Francisco me decía) que ese hueón (Nibaldo) no debía existir, que en cualquier momento él lo hacía desaparecer (sic)”. Ese es un extracto de la declaración que prestó hoy Johanna Hernández ante el Tribunal de Juicio Oral en Lo Penal de Viña del Mar por el homicidio de Nibaldo Villegas.
Según narró Hernández, el día del crimen Silva manejó hasta la casa del profesor y en las cercanías “prende un cigarro y me dice ‘te acuerdas lo que te hiciste cuando te trataste de suicidar (…) exactamente eso le va a pasar a Nibaldo ahora"”.
Momentos después, de acuerdo al relato de la mujer, ella drogó a Nibaldo con 10 pastillas de clonazepam que le entregó Silva y que mientras la víctima dormía le tomó fotos que le envió al acusado mediante WhatsApp.
En esa línea, la viuda sostuvo que ella no participó directamente del asesinato de Nibaldo y que sólo escuchó una pelea entre la víctima y el acusado, al momento de la llegada de este último. El altercado -ocurrido en la vivienda de Villegas el día de su muerte- derivó en el homicidio.
“Y se escuchaba cómo Nibaldo se quejaba arriba (segundo piso), dijo que iba a subir, que le iba a enterrar un cuchillo para que dejara de sufrir. Le dije ‘déjame subir, déjame ayudarlo’ y me dijo ‘no hablís hueás‘, quédate abajo (sic)”, añadió.
“Después de 20 minutos (…) me dice ‘ya sube’. Me encuentro arriba con un bulto a los pies de la cama, estaba envuelto en las frazadas, los cobertores. Estaban solamente las sábanas en la cama (…) La cama estaba llena de sangre”, agregó.
Lo que no queda claro es cómo Nibaldo pudo haber peleado con Silva, considerando que había sido drogado. Lo que sí se sabe -en base a la declaración de la acusada- es que ella debió limpiar el sitio del suceso con cloro tras lo ocurrido y que luego subieron el cuerpo al automóvil de Silva.
La imputada narró también que Francisco ese día le dijo “tómate dos clonazepam más que te necesito tranquila”, para luego él también ingerir una de las píldoras.
Perdón
Johanna argumentó además que estaba “lenta” por su tratamiento médico que contemplaba el consumo del fármaco señalado y que actuó bajo un miedo insuperable, por el temor de que Silva le hiciera algo a sus hijos.
“Ya estaba desesperada, quería decir lo que había pasado, pero no podía”, dijo entre sollozos.
Ya al final de su testimonio, la mujer pidió perdón a la familia de Nibaldo.
“La pérdida de él es una pérdida grande (…) Sé que el perdón no me lo van a dar, pero en verdad entiendo mucho su dolor”, sentenció.
Posterior a la declaración de Hernández, el fiscal del caso, José Miguel Subiabre la interrogó, a propósito de inconsistencias y contradicciones en su relato.