El Obispado de Valparaíso confirmó la creación de un consejo para la prevención de abusos dentro de la iglesia católica en la región.
La idea consiste en preparar las directrices para establecer el Consejo Diocesano de la Prevención de Abusos, decisión que surge a un mes de que Pedro Ossadón asumiera como administrador apostólico, quien se comprometió a investigar todas las denuncias realizadas en contra de personeros de la iglesia, incluso las que involucran al obispo emérito Gonzalo Duarte.
La instancia estará principalmente integrada por laicos que tengan alguna vinculación con la diócesis, quienes ya habrían sido contactadas por la iglesia. La comisión tendrá como labores fundamentales: escuchar y acoger denuncias, conformar un equipo investigador y otro multidisciplinario que apoye a los denunciantes en un proceso de renovación de la fe.
La medida viene a implementarse luego de la visita de los enviados del Vaticano a Chile, Charles Scicluna y Jordi Bertomeu, quienes se reunieron con los exseminaristas Mauricio Pulgar y Sebastián del Rio, entre otros denunciantes de abuso a nivel nacional.
El 27 de junio, Pedro Ossandón también se reunió con los afectados y aseguró que conformaría una mesa de trabajo con ellos. Sin embargo, pese a los eventuales avances anunciados por la Iglesia, Pulgar cree que dicha instancia no ha tenido mayores avances.
El exseminarista informó que este lunes solicitó una nueva reunión y está a la espera de que el administrador apostólico tenga tiempo.
Según informaron desde el Obispado de Valparaíso, sólo tienen tres denuncias recibidas. Una de ellas corresponde a la acusación por abuso sexual a menores en contra Eduardo Olivares en el 2008, quien fue sentenciado por la Corte de Apelaciones de Valparaíso a cinco años de libertad vigilada, además de ser suspendido del ejercicio sacerdotal.
A ese caso se suma el requerimiento presentado contra Juan Henríquez, por favorecimiento de la prostitución impropia en contra de un menor de edad, condenado por el Tribunal de Juicio Oral de Quillota a tres años de libertad remitida y suspendido de sus funciones en la Iglesia.
Y finalmente una tercera denuncia en 2012, que corresponde a la acusación de Mauricio Pulgar, contra cinco sacerdotes de la diócesis porteña por delitos como manipulación de consciencia, acoso y asociación ilícita.