Este lunes el empresario Raúl Schüler (74) declaró en calidad de imputado ante la Fiscalía de Rancagua, por la investigación que intenta esclarecer la procedencia de 21 estatuas y más de 200 piezas arqueológicas incautadas en su fundo en San Francisco de Mostazal, en la región de O’Higgins.
Schüler se burló y evadió a la prensa, habló con soltura de sus posesiones y aseguró que su “proyecto de vida” era conservar el patrimonio, porque “en este país lo destruyen todo”.
Será formalizado este jueves en el Juzgado de Garantía de Graneros, donde -según fuentes de Radio Bío Bío- se pedirá prisión preventiva para el coleccionista. Se le imputan los delitos de asociación ilícita, receptación, apropiación de monumento nacional y daño a monumento nacional.
No hay boletas
En su testimonio nombró a 15 anticuarios donde supuestamente adquiría las obras. Aseguró que no había boletas de nada y que él confiaba en sus proveedores, como el “Chico Mario”, de Valparaíso, entre otros a quienes nunca preguntó el origen de las piezas, según dice.
El “Chico Mario” falleció hace cuatro meses y fue él quien le vendió la estatua “La República”, que era conocida en el nicho como “La señora sentada”, por la que pagó con varios cheques de $500 mil, aseguró.
Así como él, nombró a otros comerciantes de antigüedades del barrio Franklin, el Parque Los Reyes, como Rubén Vergara. “El gallo con el mejor gusto y talento que conozco”, dijo Schüler.
Afirmó que algunas de las estatuas las pagó con cheques a los hermanos Pedro y Raúl Rojas, según el testimonio obtenido por La Tercera.
No hay memoria
Schüler aseguró que tiene cerca de 100 estatuas y que nunca estuvieron ocultas. Respecto de las armas, sostuvo que algunas son familiares y que otras estaban en la casa cuando compró el fundo “La Punta”.
“He permitido que se filmen películas, se hagan reportajes fotográficos y especializados en decoración (…), lo que a mi juicio permite demostrar que nunca sospeché siquiera que tuviera una procedencia ilícita (…) Me imagino que si alguien supiera que tiene cosas robadas no las mostraría o no permitiría que se exhibieran públicamente como yo lo permití”, dijo.
Asimismo, el empresario imputado afirmó que su objetivo era conservar el patrimonio nacional.
“He gastado una brutalidad de dinero comprando todas estas cosas. Tenía un proyecto de vida y una de mis maneras de sentirme realizado era dejar todo esto como herencia, encuentro que en este país destruyen todo, no hay memoria de nada. Yo quería conservar este patrimonio arquitectónico rural para el país”, sostuvo.