A medida que se avanza hacia el sector La Gloria de la comuna de Pumanque, Región de O’Higgins, el panorama va dejando sin habla: Cerros cubiertos por cenizas, árboles que se mantienen en pie pese a que el fuego los consumió por completo, animales heridos, casas destruidas.
Justo al final de un camino de tierra está el terreno de Teresa Castillo (75), campesina y usuaria de INDAP. Hoy es un peladero donde se acumulan algunas de las cosas que logró rescatar del incendio. A un lado están amontonadas las tejas de la que fue su casa, mientras que a los pies de un naranjo quedan algunos recuerdos: tres chanchitos de greda, una tetera… El sol pega fuerte y el aire es seco. Lo que fueron hectáreas de bosque ya no ayudan a amainar el calor.
Teresa se sienta en un improvisado living y mientras se seca las lágrimas se intenta justificar: “Es la segunda vez que estoy acá. Antes no había sido tanto, pero ahora me emocioné”. Mira a su alrededor. Lo perdió prácticamente todo.
Alrededor de 70 hectáreas de bosques (nativo y exótico), árboles frutales con los que hacía dulces, 18 de 20 colmenas, 12 de 25 ovejas, gatitos domésticos, un corral que había construido gracias a un proyecto INDAP, la bodega con 100 fardos, maíz, trigo y herramientas, un pequeño huerto, los deslindes, la noria, los postes de la luz y dos casas, son el saldo negativo de la tragedia. “Lo que sí, nosotros estamos todos bien”, se apresura a aclarar.
Más de 30 años ha vivido en el lugar esta pequeña productora. El día del incendio, estaba junto a su hijo, Juan Carlos Hernández, y la familia de éste, en total cinco personas que salvaron ilesas. Hoy, ya piensan en la reconstrucción. “Con esfuerzo, quizás no vamos a recuperar todo lo que había, pero vamos a lograr salir adelante”, afirma Teresa.
Entre las medidas de precaución que han tomado está cortar los árboles cercanos a la casa. Por otro lado, en cuanto a reconstrucción, piensa volver a trabajar con abejas. “De aquí a que crezcan los árboles frutales van a pasar unos 3 a 5 años”, calcula. En lo inmediato, verá qué puede hacer con las ovejas que le quedaron. “Todo lo que podamos, lo haremos”, dice firme.
A la fecha han recibido ayuda en azúcar (para las abejas), ropa y alimentos, y la madrina de su nieta los está alojando mientras le instalan una casa de emergencia. A futuro van a mejorar sus condiciones de habitabilidad, ya que su hijo se ganó un subsidio. Por otra parte, es una de las beneficiarias del Bono Compensatorio de libre disposición del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP).
Aunque parece tarea difícil, ella y su familia están convencidos de que saldrán adelante. El esfuerzo está y toda ayuda es bienvenida en el sector La Gloria.