Un ejemplo de fortaleza frente a la adversidad ha dado Elena del Valle Espinoza, oriunda de la comuna de San Ignacio, quien a su avanzada edad logró superar el covid-19.
El sábado recién pasado, la mujer cumplió 103 años en compañía de sus seres queridos, dando con ello testimonio como sobreviviente a una enfermedad que en la región de Ñuble ha cobrado la vida de 627 habitantes desde el inicio de la pandemia.
Elena fue diagnosticada con coronavirus en mayo de este año, tras contagiarse al interior de su hogar ubicado en la villa Las Galegas, en el sector El Tejar de Chillán, donde vive con su hija y yerno.
El virus golpeó al núcleo familiar tras un viaje de este último a Santiago, hasta donde arribó para cumplir con su deber cívico en las elecciones del 15 y 16 de mayo. El hombre también aprovechó esta ocasión para visitar a su familia, por lo que presumen que en estas circunstancias habría contraído la patología.
Así lo recordó la nieta de Elena, Pamela Ruiz, quien vive a escasas cuadras de su domicilio y ha seguido con atención su estado de salud en tiempos de pandemia.
“Mi tía fue la que tuvo los síntomas más fuertes y mi abuelita, gracias a Dios, fue como súper extraño, o tiene muy buenas defensas o no sé, pero tuvo complicaciones muy sencillas para la edad que tiene, porque pudo haber sido mucho peor. Además, que ella tiene problemas al corazón, de hecho tiene un marcapasos. Entonces, no nos explicamos cómo fue que ella no tuvo mayores problemas que necesitaran hospitalización”, dijo.
En esa línea, agregó que “ella estuvo con tos complicada y para eso vinieron a visitarla del Servicio de Salud. Estuvo con inhalador, con algunos medicamentos y ejercicios kinesiológicos. Vinieron varias veces a visitarla y afortunadamente con todo ese apoyo, no pasó a mayores y de a poco se fue recuperando”.
Elena ya estaba preparada para enfrentar la pandemia, ya que había accedido a las dos dosis de vacuna contra la enfermedad.
“La tenemos como una ‘joyita’, porque es una fortuna tenerla viva a esta edad y bien, o sea, consciente. Somos muy regalones de ella y nosotros que vivimos cerca, estábamos súper preocupados, sobre todo, mi hijo mayor que es súper cercano a ella, pensábamos lo peor. No nos imaginamos que podía superar la enfermedad con sus antecedentes médicos. Nos preparamos para cualquier escenario. Ella afortunadamente se había vacunado contra el covid-19 y a esa fecha tenía las dos dosis. Son bien obedientes en ese sentido”, sostuvo Pamela.
La nieta de la afectada reconoció que este año y medio de pandemia no ha sido fácil para su abuela, ya que el confinamiento prologando ha afectado su bienestar mental. Sin embargo, ha ideado la forma para alegrar sus días.
“Lo único que le afecta es su estado de ánimo, se debilita un poquito. Con eso nos damos cuenta altiro cuando esta enferma, porque igual se nota. Ahora está muy bien recuperada y se notó que su ánimo y memoria comienzan a funcionar mejor. Mucho tiempo estuvo apartada de su familia, por la pandemia, así que eso igual la afectó mucho, es muy sensible a los afectos. Es muy apegada a su familia. Ella puede estar deprimida un día, pero si un familiar que quiere le hace una videollamada le arregla el día”, explicó.
Desde la mirada de Pamela, la vida activa y el permanente contacto con sus seres queridos han influido positivamente en día a día de su abuela.
“En realidad no hay una fórmula. Ahora come más sanito en esta etapa por problemas que ha tenido en el estómago, pero toda su vida comió de todo. Nunca tuvo un cuidado especial, tampoco tenía una rutina de ejercicio, pero sí fue muy activa siempre. Es muy poco lo que descansó, toda su vida trabajó. Ya siendo abuelita cuidó a sus nietos, incluyéndonos, y crio muchos años a uno, porque mi tía fue muy jovencita mamá y estuvo estudiando. Su vejez comenzó muy tarde, hasta cuando uno requiere descanso”, indicó.
Más de un siglo de historia
Elena tiene tres hijos, seis nietos y siete bisnietos, quienes ven como un privilegio contar su presencia por tantos años, marcados por sus enseñanzas, entrega y amor incondicional a su familia.
En su pasado estuvo casada, pero tras sufrir una desilusión amorosa decidió poner punto final a su matrimonio y anular su estado civil. Tras eso, decidió reinventarse y emprender para mantener a sus hijos, vendiendo dulces e instalando una pensión que le permitió salir de ese difícil momento.
Su nieta sostuvo que “ella para su época fue una mujer bastante rebelde y adelantada en una típica crianza machista. (…) Para ella fue súper complicado, porque ella ni siquiera había terminado sus estudios por haberse casado muy joven y no tenía otra preparación, pero se las arregló con ingenio”.
“Hacía dulces, hacía los corbatines del colegio y con el tiempo juntó dinero y construyó unas piezas en su casa, afortunadamente tenía campo, y tuvo pensión en su casa. Además, ofrecía almuerzos a trabajadores en su casa, lo que le permitió salir adelante”, cerró.