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El médico brasileño Joao Julio Mota enfrenta una orden de detención tras no asistir a una audiencia de juicio oral simplificado en Punta Arenas. Se le acusa de al menos cinco casos de estafa relacionados con tratamientos de estética facial ofrecidos a mujeres. El fiscal Oliver Rammsy señaló que Mota ya ha sido formalizado anteriormente y tiene antecedentes similares en otras ciudades.

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Por no asistir a una audiencia de juicio oral simplificado, ayer el Juzgado de Garantía de Punta Arenas dictó una orden de detención en contra de un médico brasileño identificado como Joao Julio Mota.

Se trata de un profesional que -al menos- tendría cinco causas por hechos de estafa en contra de mujeres, a las cuales ofrecía tratamientos de estética facial. El profesional debía comparecer por el procedimiento en su contra, sin embargo, no se presentó ante el respecto tribunal.

Es por ello que, al no verse justificada su inasistencia, se dictó la orden de detención, por lo que se procederá a su búsqueda y captura.

Médico brasileño acusado de estafas en Punta Arenas

Respecto de este hecho, del cual ya se había dado cuenta de la formalización el año pasado, el fiscal Oliver Rammsy comentó: “Joao Mota y la defensa nunca nos acreditó, por lo menos en Chile sí habría acreditado, según dice la defensa, su título de médico cirujano, que habría obtenido en una universidad en Brasil”.

“Esta es la segunda vez que se despacha una orden de detención en su contra, ya que cuando fue formalizado se encontraba detenido por no haber comparecido en una audiencia. En esa ocasión él sostenía que estaba siendo víctima de una persecución por parte de la Fiscalía. Ahora, una vez que sea detenido, se va a solicitar cautelares, y si no vuelve a comparecer se pedirá la prisión preventiva”, señaló el persecutor.

El fiscal comentó que el médico tiene casos en Concepción y La Serena, que dan cuenta de tratamientos estéticos para curar acné, colores oscuros de la cara, y otras cosas similares, “para eso citaba a sus pacientes a una clínica que él habilitó, una casa, con una camilla, las atendía, las inyectaba en el cuello y les ponía un líquido que supuestamente reducía las grasas y limpiaba la piel, el que terminó siendo agua. Por suerte no les causó daños”.

“Además, les pasaba unas cremas, y después desaparecía. Recibió cerca de 700 mil pesos y no devolvió nada, les vendía ‘pomada’ y les cobraba precios elevados, por un tratamiento inexistente”, comentó el persecutor.