Glenda murió huyendo. No literalmente, pero había intentado salir de Punta Arenas, ciudad donde estaba inmersa en un círculo de violencia, y no pudo. Por un infortunio no logró subir al avión en el que debía escapar y semanas después terminó siendo asfixiada hasta perder la vida.

¿El principal sospechoso? Su conviviente de los últimos años, Leonardo Isla Abarca, el mismo que el 3 de octubre de 2019 la golpeó con pies y puños y que años atrás ya había dicho que la iba a matar.

Un disparo en la cabeza, golpes, amenazas de sus parejas, denuncias y reclamos antecedieron su muerte, que había sido anunciada por más de una persona.

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La violencia comenzó mucho antes

La historia de Leonardo (38) y Glenda (45) es tortuosa y los pasajes de ésta transcurren en su mayoría en una caseta del estadio de la ciudad, en calle Kuzma Slavic, que hacía las veces de “casa”. Vivían ahí de manera irregular y en estricto rigor ambos estaban en situación de calle.

Fue en ese lugar donde el 3 de octubre del año pasado, pocos meses antes de la muerte de la mujer, el hombre la atacó. La golpeó con pies y puños y dejó a la víctima con moretones en varias partes del cuerpo y erosiones múltiples.

En julio de 2019 Leonardo ya había anunciado la muerte de Glenda. El 15 de ese mes, a eso de las 09:00 horas, ambos estaban en la casa que compartían. Fue entonces que él comenzó a insultarla: “Me voy a ir a buscar a mi expolola y regresaré con ella para matarte”, le dijo.

Al menos así consta en la sentencia en contra del hombre, en un lenguaje judicial que podía alejarse un poco de los insultos que en realidad profirió, pero no en la esencia. En buenas cuentas, lo cierto es que él la trató mal y amenazó con matarla junto a su ex. Aunque el episodio no terminó ahí.

Luego de los insultos, Leonardo salió de la casa con dirección desconocida y la dejó encerrada bajo llave en el inmueble. Glenda fue rescatada a los pocos minutos únicamente porque una persona que se encontraba cerca del lugar escuchó los gritos de auxilio.

Como en casi todas las causas en las que la mujer fue víctima, el caso terminó con el hombre siendo sentenciado a 41 días de prisión, pero la pena le fue sustituida por 54 horas de trabajo voluntario y se le obligó a asistir a un programa de “tratamiento de control de impulsos” por un año.

Bien se podría decir que el apoyo llegó tarde. Menos de un mes antes de ese episodio, Leonardo había protagonizado -según denunció Glenda- otra agresión. Tal vez la más grave.

De acuerdo a la investigación del Ministerio Público, una tarde de mediados de junio de 2019, ambos -como de costumbre- se encontraban en la casa de Kuzma Slavic 690.

Allí comenzó una discusión por el consumo de alcohol de él, la que terminó derivando en una agresión en contra de la mujer. La atacó con golpes de puño en el rostro. Carabineros llegó al lugar y la trasladó hasta el Hospital Regional de Punta Arenas, donde el médico de turno le diagnosticó “escoriaciones (en) labio superior e inferior” y “aumento volumen (en) malar izquierdo”. Puesto en simple, quedó con heridas en la boca y en su pómulo. Este último terminó inflamado.

La agresión terminó siendo judicializada tras la denuncia de la víctima. Se dictó la prohibición de acercarse a ella, pero al momento de la muerte de Glenda, la causa seguía siendo tramitada.

Funeral de Glenda | El Pingüino
Funeral de Glenda | El Pingüino

El historial del victimario

Al momento de entablar su relación, Glenda y Leonardo ya tenían -por separado- antecedentes como víctima y victimario, respectivamente.

Ejemplo de eso son las condenas que pesaban sobre él por amenazas y agresiones a Claudia, una pareja previa.

A fines de junio de 2013, se le acusó por desacato luego de que irrumpiera en la casa de la mujer, en horas de la mañana. Claudia se encontraba al interior de su domicilio, cuando cerca de las 07:00 horas llegó Leonardo, quien exigió a punta de golpes en puertas y ventanas que lo dejaran entrar al domicilio, pese a la orden de alejamiento que pesaba sobre él por una agresión anterior.

El primer intento por ingresar no le funcionó, por lo que volvió a insistir en una segunda oportunidad momentos después, circunstancias en las que el hijo de la víctima le abrió la puerta.

Lo que no sabía Leonardo es que la víctima había dado aviso a Carabineros, quienes lo detuvieron en el lugar y meses más tarde fue declarado culpable.

Todo terminó con la decisión del tribunal de dejarlo con arresto domiciliario nocturno. La sentencia por desacato estaba antecedida por otras dos condenas: una por el mismo delito y otra por lesiones menos graves en contra de la misma víctima.

“Resentimiento a su mamá”

Si hay algo que Glenda hizo fue denunciar. De eso no hay dudas y así consta en las numerosas acusaciones que hizo ante la Policía de Investigaciones, Fiscalía y Carabineros. Una de ellas fue la que estampó en abril de 2012.

El 20 de ese mes, de acuerdo a su presentación, llegó al terminal de colectivos de la ciudad para hablar con su padrastro, quien trabajaba en el lugar. Fue entonces que la mamá de Glenda llegó al lugar y la amenazó. “Si sigues jodiéndome la vida te voy a matar”, le habría dicho.

“Donde te pille te voy a sacar la mierda”, agregaría luego, antes de que la denunciante se fuera del lugar para evitar ser agredida.

Sin embargo, la Fiscalía solicitó no investigar, apuntando a que “la víctima es una persona que se encuentra en situación de calle, padece de alcoholismo y paciente psiquiátrica; la cual, por su estado de salud y situación de indigencia usualmente formula denuncias en contra de la imputada a la cual tiene especial resentimiento por culparla a ella por no tener con ella a sus tres hijos”.

El tribunal aceptó que se trataba de hechos “no constitutivos de delito” por no existir “antecedentes fehacientes” de lo ocurrido.

Funeral de Glenda | El Pingüino
Funeral de Glenda | El Pingüino

Hardy y la mujer de la micro

Leonardo y su mamá no fueron los únicos que trataron mal a Glenda. En una oportunidad también denunció que una mujer -con quien había estado en situación de calle- la había agredido en una micro. Con una mano le tiró el pelo y con la otra la golpeó en la cara, consta en la acusación que tampoco fue indagada por razones similares a la anterior.

Pero como Glenda era de reclamar, pidió de su puño y letra que la persecución de su atacante continuara. “Me enteré recién de esta resolución”, escribió.

Nada de eso pasó: su queja había llegado tarde y con ello se cerró la investigación.

reclamo

La parcela a la que hace alusión era la que compartía con la pareja que tuvo antes de conocer a Leonardo: Hardy Silva Quisto, quien también forma parte de ese círculo de violencia que rondó a Glenda hasta su muerte.

“Te voy a matar”, le dijo una tarde de marzo de 2018, cuando llegó ebrio a la casa de ella, para entrar violentamente al inmueble antes de ser detenido por Carabineros.

Algo similar ocurrió el 9 de diciembre de 2018, cerca de las 17:55 horas, cuando sin provocación de ningún tipo, Hardy reaccionó de manera agresiva, exigiéndole con insultos a la víctima que se retire del inmueble.

Glenda estaba con su hija menor de edad cuando fue amedrentada con diversos elementos corto punzantes, anunciándole que le daría muerte si no se iba de la casa. La afectada se refugió como pudo en un baño, ubicado fuera del inmueble.

Pero eso no fue suficiente, porque el hombre -el mismo por el que Glenda, preocupada, había presentado tiempo atrás una denuncia por presunta desgracia, luego que desapareciera tras ir al supermercado juntos- la siguió con una cortapluma. Allí reiteró sus anuncios y amenazas. Carabineros alcanzó a llegar y nuevamente Hardy se iba detenido.

La última agresión de Silva Quisto, según denunció Glenda, fue la ocurrida el 20 de marzo de 2019.

“El imputado agredió físicamente a la víctima, empujándola y dándole golpes en el tórax, tras lo cual ella cae al suelo y luego la toma violentamente de un brazo para levantarla y la vuelve a empujar desde los hombros cayendo ella al suelo nuevamente, golpeándose la frente. El imputado la levanta otra vez con las manos y la lanza al suelo cerca de tres ocasiones más, producto de lo cual la víctima se golpea la espalda. Estando la víctima en el suelo, el imputado se sube arriba de ella y le da golpes de puño en la cara en reiteradas ocasiones”, se lee en la acusación en contra de Hardy.

El hombre fue declarado culpable, pero más tarde, el 2 de diciembre de 2019, el juicio fue anulado, pues ni la perito del Servicio Médico Legal ni la sentencia explicaron si las lesiones constatadas después de los múltiples exámenes y consultas realizados por la víctima, son consecuencia o resultado de la agresión causada por el acusado.

Ese caso sigue en tramitación.

Un antiguo disparo y el avión que no pudo abordar

Que Glenda viviera en la calle no era casualidad. Según reportes de la prensa magallánica, mientras vivía en Iquique en 2002 también fue víctima de violencia intrafamiliar y se salvó de milagro luego de haber sido baleada presuntamente por su pareja de la época.

Si bien no hay detalles al respecto, La Prensa Austral indicó que el ataque la dejó con secuelas “graves y permanentes” y con motricidad reducida.

“Esta mujer sufrió además que el tribunal la alejara de sus hijas y en Punta Arenas vivió en la calle y temporalmente en los pasillos del Hospital Regional”, consta en el citado artículo.

Glenda -o Lady Di, como la llamaba afectuosamente el obispo de la ciudad- era asidua de los medios de comunicación de la zona. Eso pudo haber significado que siguiera viviendo. Y no es una exageración.

Según un reclamo presentado el 28 de octubre de 2019 por la propia mujer, en contra de Latam, se quedó abajo de un avión cuyo pasaje fue comprado por un periodista para que pudiera huir de la violencia que la rondaba.

“Mi nombre es glenda geraldine delgado cardenas; el jefe de redacción de la prensa austral de punta arenas; me compró un pasaje para viajar a santiago ya que yo fui víctima de un disparo en la cabeza de una expareja que me trató de asesinar hace 17 años y 8 meses atrás; quedé con una discapacidad física y motora (Sic)”, partió escribiendo.

“Pues bueno yo me fui al aeropuerto una noche y él me compró mi pasaje para el otro día en el vuelo de las 8:30 pm; ese día hubo una sobreventa de pasajes (…) el pasaje sólo permitía llevar mi cartera que como yo estaba escapando de mi pareja fue lo único que había alcanzado a sacar esa noche…pues mi pareja me quemó mi celular donde tenía mi correo electrónico desde donde me comunicaba con su empresa; quedaron en llamarme pero eso nunca pasó (Sic)”, añadió.

“Yo les dije que era vital que yo saliera de punta arenas o mi pareja me terminaría matando. no me mató; pero me dió una brutal pateadura que llegué al hospital con muchas lesiones, un ataque de epilepsia y una hemorragia interna de tantas patadas que me dió. aún sigo esperando que me den una solución (…) les pido sólo que me solucionen lo antes posible mi problema o terminaré siendo otra victima de femicidio, sin nada más que agregar se despide atentamenda glenda geraldine delgado cardenas, cedula de identidad 12.746.546-0 (Sic)”, sentenció.

Pero la ayuda nunca llegó y lo que ese disparo en su cabeza no logró, sí lo hizo la persona que ahorcó a Glenda hasta la muerte. Su cadáver fue hallado la mañana del sábado recién pasado en un pastizal del estadio de Punta Arenas.

BioBioChile se contactó con Latam, desde donde informaron que no emitirán declaraciones al respecto.

Intervención del Estado

Consultado el Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (Sernameg) por la muerte de Glenda, pese a las numerosas denuncias que presentó antes de su deceso, explican que le prestaron la ayuda necesaria, pero que ella desistió más de una vez.

“Fue usuaria de nuestros dispositivos en términos muy momentáneos, ya que se le ofreció casa de acogida en dos oportunidades en las cuales desertó rápidamente para poder volver con su agresor. Asimismo, en los centros de la mujer, donde también se le ofreció la ayuda necesaria”, dice María Loreto Franco, jefa Nacional Unidad de Violencia contra las Mujeres del organismo.

En esa línea, añade que “efectivamente nosotros siempre hemos respetado la autonomía de cada mujer. Es decir, no tenemos un imperativo y no podemos obligar a las mujeres a permanecer dentro de la red de apoyo y de protección que otorga nuestro servicio a lo largo de todo Chile”.

“Ese es el caso de Glenda, que siempre retomó esta relación con su agresor y además es importante precisar que carecía de una red familiar que le otorgara el apoyo necesario, para fortalecer la protección que nuestro servicio quería darle constantemente”, asevera.

Desde el Sernameg también indican que visitaron a la mamá, dos hermanos e hija mayor de Glenda, para ofrecerle ayuda judicial, la cual fue aceptada.

Asfixia

La data de muerte al momento de ser encontrada era de 12 horas y más tarde se conocería que había fallecido por asfixia. Su cuerpo era sometido a los peritajes de rigor, cuando un movimiento repentino llamó la atención de quienes estaban ahí.

Leonardo, la pareja de la mujer, huía del lugar, pese a que tenía prohibido acercarse a ella.

Twitter | @pinguinodiario
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Por ello, fue detenido in situ -en un principio- por desacato. Pero este 1 de enero, fue formalizado por el femicidio. Llegó a la audiencia sonriente, o al menos así lo notaron algunos familiares de la fallecida quienes lo increparon, constató La Prensa Austral.

“El imputado, de acuerdo con su propia versión, es situado en el inmueble junto a la víctima en el último momento en el que ella alcanzó a estar con vida”, dijo a El Pingüino, el fiscal jefe de Punta Arenas, Fernando Dobson.

Agregó que se pudo corroborar por testigos que hubo un conflicto en esta pareja, que generó una discusión previo a la muerte de Glenda Delgado, lo que podría vincular al hombre al deceso, consigna el sitio local.

El juzgado fijó en cuatro meses el plazo de investigación y el imputado quedó en prisión preventiva.

Como si fuese una pésima broma, la orden de alejamiento que pesaba sobre Leonardo por una de las agresiones a Glenda le fue notificada en el tribunal el mismo día del fallecimiento de la mujer, cuando cayó preso precisamente al ser descubierto merodeando el sitio donde se halló el cadáver.