El analista ambiental de la Dirección de Vialidad, Diego López, apuntó hacia los castores como de las principales complicaciones para avanzar en las rutas más australes de Chile, siendo una de sus grandes preocupaciones es que hay un riesgo latente de que el camino se pueda hundir.

El mayor problema serían las castoreras (diques), que “son tan grandes que son como verdaderos lagos, quedando inundado todo el sector donde supuestamente está la faja de implementación del camino”, según describió el mayor Luis Parra, jefe técnico de la Subjefatura Zonal del Cuerpo Militar del Trabajo, entidad que desde el año 1994 avanza en la construcción de la ruta que permitirá conectar el territorio continental con bahía Yendegaia.

Si bien esta ruta austral ya suma 95 kilómetros, su construcción se ha enfrentado a una serie de complicaciones por cuidados ambientales, detalló El Pinguino. A esto hay que sumar que, dado el tiempo que lleva el castor en Tierra del Fuego -donde los daños generados por esta especie exótica invasora se hacen cada vez más evidentes e irreversibles- sólo hace algunos años los gobiernos chilenos y argentinos están prestando la real atención que se requiere para combatir esta plaga.

En el caso específico de los trabajos que se intentan llevar a cabo en Tierra del Fuego para conectar a los habitantes de Puerto Williams con el continente, las implicancias negativas de la presencia del castor también están afectando el diario vivir de los trabajadores, quienes se instalan con campamentos de entre 40 y 80 efectivos cada uno y deben abastecerse de agua potable de los afluentes más cercanos. “Hacemos los análisis que corresponde y los tratamientos necesarios al agua que captamos. El problema es que la mayoría de los afluentes están contaminados por las castoreras, con coliformes fecales de castor”, explica Parra, lo que implica invertir recursos humanos y materiales, para solucionar la problemática.

Por otro lado, el analista ambiental de la Dirección de Vialidad, Diego López -quien lleva diez años trabajando en terreno y ha podido vivir el impacto del castor-, agregó que el problema no se acota al sur de la isla. “Como Dirección de Vialidad nos preocupa la construcción de caminos que sean seguros, pero la presencia del castor no ayuda, ya que puede taponar alcantarillas generando un peso sobre el camino que no está calculado inicialmente. Entonces, que el camino pueda hundirse, es un riesgo latente”.

Actualmente no existe un estudio socioeconómico vigente sobre los daños reales que el castor le ha generado a la región y Chile. Tampoco existe aún una legislación para el control de la plaga. Dos temas en los que desde hace tres años viene trabajando el proyecto GEF Castor.

Felipe Guerra, coordinador nacional Proyecto GEF Castor, dijo al respecto que “el objetivo de los proyectos GEF a nivel internacional, siempre es apoyar a los estados o al país a solucionar un problema como este. Como proyecto nos corresponde generar la mayor cantidad de instancias para establecer una estrategia de cómo el Estado, a través de las instituciones y servicios, puede hacerse cargo de la problemática”.

Según el coordinador, el proyecto inició la etapa de estudios económicos y sociales sobre los daños que ha causado esta especie en la región y se espera que los resultados del mismo estén listos a fines del próximo año.