Especies exóticas e introducidas están poniendo en riesgo a la frágil fauna nativa de la la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos, región de Magallanes, especialmente en la Isla Navarino, representando una seria amenaza en contra de animales como las moscas florícolas y roedores como el ratón de hocico amarillo, e incluso árboles de los prístinos bosques de la zona.
Según un estudio publicado en la revista PLOS One, investigación liderada por el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y las universidades de Magallanes y de North Texas, animales como, por ejemplo, el castor tienen un serio impacto negativo en el bosque nativo.
El visón, por otro lado, al ser un animal flexible y con facilidad para adaptarse a varios ambientes, se aprovechó de la ingenuidad y vulnerabilidad de la fauna autóctona -que se remite a vertebrados como aves, mamíferos pequeños y peces- para expandir su dieta y hacer mejor uso del hábitat, detalló el estudio.
Para el visón, justamente, los roedores son su principal fuente de alimento. “Nuestros estudios sugieren que los roedores no perciben al visón como un depredador y eso podría explicar las abundancias tan bajas de roedores nativos en la isla, como los colilargos y ratones de hocico amarillo”, precisó Ramiro Crego, autor del estudio del visón y científico de la University of North Texas.
“Otro de los afectados es el carpintero magallánico, una especie amenazada, emblemática y de suma importancia por su papel ecosistémico y cultural a nivel regional”, añadió Crego.
No obstante, los animales que en un momento fueron domesticados y luego abandonados también forman parte de esta amenaza, particularmente los perros y gatos.
Y son estos últimos los que “actúan como depredadores, competidores y transmisores de enfermedades, incluso al interior de áreas protegidas” en desmedro del quetru no volador o el caiquén, indicaron los autores del estudio.
“El mayor problema es la falta de tenencia responsable, ya que muchos perros con dueño están sueltos en las calles y tienen un bosque prístino a 500 metros de distancia”, dijo Elke Schüttler, bióloga del Programa de Conservación Biocultural Subantártica (PCBS).
“Realizamos un estudio con GPS puestos en perros con familia y en libre movimiento, y vimos que un 10% de estos animales recorre áreas naturales con distancias máximas de 20 kilómetros del pueblo, a veces durante varios días”, agregó Schüttler.
Pequeños Invasores
Pero hay otras especies invasoras que, burlando todo control fronterizo y protocolos de inspección, también llegaron a la zona a través de medios de transporte humano, como es el caso de la avispa chaqueta amarilla, especie catalogada entre las cien más dañinas del mundo.
“Lo que sabemos, actualmente, es que la chaqueta amarilla presenta una acelerada dispersión en su distribución, de aproximadamente 25 kilómetros por año”, sostuvo Javier Rendoll, científico del PCBS que estudia en isla Navarino y en el Parque Nacional Yendegaia a este grupo de insectos.
La avispa se observó por primera vez en la zona en 2015. Los primeros abejorros europeos, en cambio, fueron detectados en Navarino en 2016, dispersándose alrededor de 200 kilómetros por año.
“Como es de esperarse, las especies nativas son las más afectadas, en especial los polinizadores como las moscas florícolas (dípteros, tipúlidos y sírfidos), arañas, escarabajos y larvas de mariposas y polillas, principalmente por la competencia en el consumo de néctar o al ser depredadas para alimentar a las larvas de la avispa”, reveló la investigación científica.
No obstante, las especies introducidas y exóticas no son el único problema que enfrenta la reserva.
“El turismo masivo sin regulación, la fragmentación de hábitat, las invasiones biológicas, entre otros, afectan de manera heterogénea al planeta y sus diversas regiones”, incluso a la reserva de la biósfera más grande del cono sur, finalizó Rendoll.