Uno de los fundadores de la agrupación internacional “Chilenos Adoptados en el Mundo”, Alejandro Quezada, criticó a la justicia nacional por la lentitud y escaso avance en la investigación por los casos ocurridos durante la dictadura militar de Augusto Pinochet.
A su juicio, lograr la justicia es un derecho humano tanto para los padres, como para las personas que fueron adoptadas en el extranjero de manera ilegal.
Alejandro Quezada, quien hoy tienen 42 años, fue uno de estos casos. Producto de su historia de vida, decidió junto a Angélica Martínez formar esta agrupación que en la actualidad cuenta con representantes en 15 países y abarca cuatro continentes.
El objetivo de CAW, por sus siglas en inglés, es facilitar la búsqueda y entregar información en inglés a otros que al igual que él, buscan sus orígenes.
Adopciones ilegales en dictadura registradas en Paillaco
El caso de Alejandro es uno de los tantos ocurridos en Paillaco durante la dictadura, donde los recién nacidos fueron separados de sus madres bajo engaño y adoptados por familias extranjeras.
A los cuatro años se enteró que era adoptado. Varios años más tarde, a los 17, viajó con sus padres adoptivos por primera vez a Chile.
Tras ir y volver en reiteradas ocasiones a Chile, conoció la verdad de su historia, reencontrándose finalmente con su madre biológica.
El hombre dijo lamentar la lentitud con la que ha actuado la justicia chilena, recordando que en Holanda la plataforma fue parte de una comisión investigadora del Gobierno sobre adopciones. Además en Dinamarca existe un proceso similar en desarrollo.
Alejandro considera que alcanzar la justicia en estos casos es un derecho humano para las madres que perdieron a sus hijos y las personas adoptadas en el extranjero, por lo que se deben investigar a todos los involucrados en adopciones irregulares ocurridas en la zona.
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Para la plataforma internacional “Chilenos Adoptados en el Mundo”, es fundamental que los casos de adopciones irregulares en Chile no queden impunes, porque de lo contrario los afectados por estos hechos nunca podrán encontrar la paz, ya que el estar separados de la familia genera un daño psicológico enorme a las personas y no se puede permitir que estos hechos tan graves se vuelvan a repetir.