“Papá, me pegué una cagá, revisa la mochila”. Esa fue la frase que obligó a un padre a denunciar a su propio hijo a Carabineros. La razón: portaba un brazo humano en su mochila. El brazo de un hombre que había matado y cercenado.
Se trata de un hecho que ocurrió en Valdivia, región de Los Ríos, y que generó conmoción a nivel nacional, pero del cual aún no está todo aclarado.
Todo se remonta a la madrugada del martes 23 de abril. Según la fiscal jefe de Valdivia, Tatiana Esquivel, los antecedentes que recabaron junto a Carabineros dan cuenta que el ahora imputado, cuyo nombre quedó en reserva por orden del tribunal, estaba junto a otras tres personas en la Plazuela O’Higgins de la comuna.
Los cuatro hombres consumían alcohol, instantes en que el joven de 19 años sacó un cortaplumas y atacó a uno de sus acompañantes.
Otro de los involucrados se quedó dormido, mientras que la tercera persona fue atacada y cercenada por el imputado, muriendo en el lugar.
Se trataba de un hombre de 60 años, en situación de calle, perteneciente al Hogar de Cristo, cuyo nombre será resguardado por orden del tribunal.
Frente a su macabra muerte, el municipio de Valdivia presentó una querella contra el responsable para defender a la víctima y buscar el castigo correspondiente.
“Papá, me pegué una cagá”
La fiscal Esquivel señaló que, dentro de la información oficial, cuentan con el relato del propio padre del joven, quien dio a conocer que su hijo llegó a eso de las 3:30 horas de la madrugada del martes, ofuscado y en estado de ebriedad porque habría discutido con su pareja.
Tras esto, el imputado se puso a escuchar música y tuvo una discusión con su padre, que llevó a que volviera a salir de la vivienda, manifestó la fiscal.
Horas más tarde, pasadas las 7:00 horas, el joven volvió a la casa. Golpeó fuerte la puerta. Al abrir, su padre se percató que tenía sangre en su mano derecha y le sangraba un dedo. Lo empujó y le dijo que se fuera, por lo que el ahora imputado terminó sentado en una banca que está cerca de la casa.
Posteriormente, el hombre se acercó a su hijo, quien le dijo “papá, me mandé una cagá, revisa la mochila que ando trayendo”.
El hombre relató que abrió la mochila y vio que “tenía un brazo humano completo, como del codo hacia abajo”.
Tras volver a la vivienda, el padre llamó a funcionarios de Carabineros, a quienes les comentó todo lo ocurrido y entregó la mochila que su hijo portaba.
“Distorsión perceptual”
Cristian Otárola estuvo a cargo de la defensa del imputado durante la formalización.
En la audiencia, el hombre acudió a un informe psicológico realizado por Verónica Ríos, especialista en evaluaciones clínicas y forenses, sobre el joven.
Se trata de un informe que fue generado cerca de 1 año antes, cuando el joven tenía 17 años, luego que fuese acusado como presunto responsable de un incendio.
Dicho documento daría cuenta de que el imputado, tras la muerte de su madre a temprana edad y un presunto abandono temporal por parte de su padre, habría comenzado con problemas de consumo de alcohol y drogas. Además, consignaría que el joven habría “escuchado voces” que le decían que se matara.
En la parte del análisis cognitivo-intelectual, según el defensor, “la perito destaca en un inmenso informe, que -el imputado- tiene una disminución de su capacidad cognitiva, con un potencial intelectual limítrofe (…) distorsión perceptual”.
Dicho reporte consignaría “alteraciones del juicio de la realidad”.
Según Otárola, el padre del joven habría dicho “siempre supe que mi hijo se iba a pegar una ’embarrada"”. Agregó que dicho informe, pese a que se emitió en diciembre de 2018, sus resultados tendrían incidencia en el macabro crimen registrado en Valdivia.
“No es un enajenado mental”
La fiscal Esquivel también se apoyó en el documento para continuar con sus argumentos y agregó que apunta a un problema de trastornos de personalidad.
“Los trastornos de personalidad mental predicen conductas violentas. Esa psicóloga, ya en 2018 cuando hizo la evaluación, lo señaló”, añadió.
Por este motivo, la Fiscalía coordinó con el Servicio Médico Legal (SML) un peritaje psiquiátrico para que un médico del Estado evalúe su condición mental y así descartar alguna patología, además de un perfil psicológico para conocer sus rasgos de personalidad.
Esquivel añadió que, según los testimonios de su padre y una de las personas agredidas por el joven, el imputado sería una persona violenta pero “no un enajenado mental”.
Tras la audiencia de formalización, el joven quedó en prisión preventiva por los 120 días que durará la investigación.
Esta nota se hizo con colaboración del periodista de Radio Bío Bío en Valdivia, Carlos López.