La justicia declaró culpable al médico Paul Aguirre Vivanco, a quien se le atribuye un actuar negligente en las circuntancias que provocaron la muerte del joven Joaquín Rozas Collao, en 2015.
El 17 de junio de dicho año, Joaquín (13) ingresó con síntomas como fiebre, dolores de cabeza y musculares en sus piernas, los que fueron evolucionando y sumando otros durante la semana, como problemas al corazón.
El médico condenado dio como diagnóstico una neumonia por microplasma, ignornado que se trataba de un contagio de hantavirus.
Además, según el Ministerio Público, el especialista no atendió la gravedad y el deterioro del menor, no fue a ver al paciente a la entonces Clínica Universitaria cuando fue requerido y mantuvo una actitud contemplativa y negligente, según asegura el veredicto condenatorio.
La fiscal Pamela Salgado del Ministerio Público de Puerto Montt fue enfática en cómo los hechos dieron cuenta de la demora en el traslado de Joaquín al Hospital Regional de la ciudad, para ser asistido por ventilación mecánica, lo que derivó en una merma fatal de sus posibilidades de sobrevivir al virus.
“No sabemos si Joaquín, pese a eso, si se hubiese logrado finalmente el traslado oportuno en una hora oportuna, se hubiera salvado. Pero sin duda, y como lo expusieron los peritos en el desarrollo de este juicio, sus probabilidades de vida hubieran aumentado exponencialmente y de esa probabilidad el doctor Aguirre privó a Joaquín, lo que finalmente le ocasionó su muerte, a su corta edad de 13 años”, aseguró la fiscal Pamela Salgado.
La lectura de sentencia se dará a conocer el viernes 25 de agosto.