Un complejo escenario enfrentan los locatarios de ferias y mercados de Puerto Montt, luego de que las ventas presentaran descensos importantes durante Semana Santa debido a la sombra de la marea roja, en una fecha que esperaban con ansias para recuperar las pérdidas que se vienen arrastrando con la pandemia.
En la Feria Padre Hurtado, Verónica Nova, lamentó este ingrato presente.
“Este año fue muy, muy malo. Nunca había visto un año tan malo como este. La gente no quiere los mariscos de acá. Aquí no quisieron comprar mariscos”, comentó muy compungida.
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En Angelmó mientras tanto, aunque las cocinerías lograron repuntar algo, las ventas de mariscos y pescados no estuvieron a la altura, indicó la dirigenta Rosa González.
“Las ventas no fueron como estábamos acostumbrados, pero tuvimos bastante gente gracias a Dios, uno no se puede quejar como están las cosas. Pero no fue ni el 100% ni tampoco el 50% de otros años”, confidenció González.
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En el Pueblito Melipulli, Rosa Soto deja en claro que algo deberán hacer para paliar las consecuencias sociales de esto que califican como un “desastre”.
“Las pérdidas para nosotros fueron del 90%. Estábamos esperando poder vender, pero fue nefasta la mala información que entregaron las seremías y de algunos políticos (sobre la marea roja). Fue una puñalada que nos dieron a todas las ferias y mercados. Ahora estamos viendo qué podemos hacer para nuestra gente”, sentenció.
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Y apuntan quizá a un apoyo del Gobierno, a buscar alternativas, en un año atípico marcado por la muerte de un niño de 3 años por la ingesta de mariscos traídos desde Aysén, pero que caló hondo también por sus efectos en la comunidad.