La Agrupación de turismo Binacional entre Chile y Argentina pide al Gobierno reconsiderar restricciones terrestres de fronteras y abrir el paso Fronterizo Cardenal Samoré.

Mientras que desde la legislatura de Río Negro en Argentina, solicitan oficiar a la República de Chile para que habilite el tránsito bilateral “como derecho de los ciudadanos de ambos países”.

Los pasos fronterizos se mantienen cerrados hace dos años, debido a la pandemia del coronavirus.

Al ser Samoré uno de los conectores estratégicos por tierra entre la región de Los Lagos en Chile y las provincias de Neuquén y Río en Argentina, es ahora la Agrupación de Integración Turística binacional Chile-Argentina, que pide el término de la restricción, como indica la directora Pamela Bertín.

Agregó que hoy las condiciones sanitarias dan certezas al mundo tanto comercial y turístico, y que gracias a las coordinaciones entre ambos países es posible abrir fronteras terrestres, tal como ocurre con el tránsito aéreo.

Por su parte, la también directora de la Agrupación de turismo binacional Chile-Argentina y de la Asociación de Ejecutivas Empresarias de Turismo, Rosa Villalobos, indicó que se requiere mejorar la conectividad entre ambos países.

Al llamado se sumó la legisladora de Bariloche en Río Negro, Julia Fernández, quien según el medio argentino Noticias Neuquén, en un comunicado dirigido al canciller Santiago Cafiero, solicita “arbitre las gestiones necesarias con el Gobierno de la República de Chile para garantizar la apertura total del Paso Fronterizo Cardenal Samoré/Pajaritos, habilitando efectivamente el paso turístico, garantizando los cuidados de bioseguridad necesarios y facilitando el tránsito bilateral que es el derecho de los ciudadanos de ambos países.”

Justifica su petitorio recalcando que “Samoré es uno de los siete pasos habilitados como corredor seguro por el Gobierno nacional, abierto para cargas y como corredor seguro para ingreso de turismo. Sin embargo, la región no ha recibido nada de turismo chileno a través de Samoré, y las familias “binacionales” tienen que hacer una serie de trámites engorrosos y pedidos de excepcionalidad ante el Consulado chileno, que generan malestar”, sostiene la legisladora trasandina.