Cuatro años sin suministro de agua potable cumplen los vecinos de Queilen, lo que motivó a las autoridades regionales a brindar una respuesta, solución que, según los vecinos, ha sido bastante lenta.
Desde mediados del 2016 que los habitantes de Queilen vienen informando de las malas condiciones en las que les llegaba el agua, la que llegaba con malos olores y un sabor salado. Afirman que el municipio desestimó sus reclamos junto al comité de agua potable rural.
El 2017 las autoridades regionales les brindaron una solución que consiste en la captación de agua de un río cercano, sin embargo, esto ha sido demasiado lento.
Dicho sistema está en proceso de marcha blanca y el agua no tiene la autorización para ser bebida. Los vecinos temen consumirla porque a veces aparece con barro y mal olor, así dijo Andrés Muñoz, integrante del consejo de salud.
“El Comité de Agua Potable Rural ha sido nefasto en su administración local. La (…) señora Schnake nos dijo que en la sopa le echáramos menos sal, que esa era la solución. Fue muy lenta la reacción”, sostuvo.
Asimismo, señaló que “cuatro años no pueden pasar para que te soluciones un problema que es de necesidad básica de la gente que estuvo consumiendo agua con sal por cuánto tiempo. Eso genera alteraciones a los riñones, a la presión arterial, que el nuevo sistema en los últimos seis meses que ha estado operando ha salido en algunos casos muy sucia, muy barro, con olor”.
Opinión distinta tiene el Alcalde, Marcos Vargas, que dice que el agua cumple con toda la reglamentación sanitaria.
“(…) El problema de agua de Queilen en el último tiempo era el color y eso daba mucha reticencia de parte de la gente del radio urbano para poder tomarla, porque no toda la gente al día siguiente, en forma automática va a comenzar a beber agua, producto de que hemos estado con este problema casi tres años”, aseguró.
En la misma línea, explicó que “la gente de Queilen siempre estuvo consumiendo agua potable, lo que pasa es que estaba consumiendo agua potable que se traía desde camiones aljibes”.
A pesar de las dificultades, los vecinos valoraron la inversión de 450 millones de pesos, algo considerable para una comuna con 3.000 habitantes.