“Ni mi ex me mintió tanto como Essal” fue una de las pancartas que se pudo leer en una protesta realizada por vecinos de Osorno en medio de la crisis de agua potable más grande registrada en la ciudad…y probablemente en el país.
La consigna era clara, exigir que la empresa sanitaria de Los Lagos salga de la zona y se haga cargo de los daños provocados tras 10 días sin suministro de agua potable.
“La principal demanda es que renuncie el intendente -Harry Jürgensen- y que Essal pierda la concesión. Obviamente el agua tiene que ser estatal”, declaró María Barrera, vocera de la Asamblea Ambiental Osorno.
De acuerdo a la mujer, las autoridades se reunieron principalmente para las cámaras y no para ayudar a los habitantes de la comuna.
Cuando salió a la luz la emergencia por contaminación del agua, inmediatamente todos los ojos de Chile se fijaron en Essal y la serie de errores que cometieron en este último tiempo.
Durante las primeras horas, desde la acorralada empresa y el Gobierno se apresuraron en señalar que se había tratado de un error humano, es decir, todo había sido provocado por un sólo trabajador durante un turno de noche.
Esta información -en una mínima parte- aplacó la ira de los aproblemados osorninos, quienes a esa altura realizaban largas filas para conseguir agua.
Pero pronto comenzaron a aparecer más cuestionamientos ¿cómo sólo una persona sería la responsable? ¿Por qué la empresa dispondría de un funcionario para estar a cargo de un servicio que abastecía de agua potable a 180 mil personas? ¿Qué clase de fiscalizaciones realizaron los organismos competentes?.
Como era de esperar, a las horas, los sindicatos de trabajadores de Essal emitieron un comunicado en donde criticaban a los directivos y autoridades de la zona, por apuntar al operario como único responsable de la crisis sin tener el resultado de las investigaciones que recién comenzaban. En palabras simples, un chivo expiatorio.
Lo concreto es que, al margen de las labores del único funcionario que se encontraba en la planta, la empresa es la encargada de velar por las medidas de seguridad necesarias, tomando en cuenta que trabajan con un recurso clave para el desarrollo humano.
Aunque no se ha hablado en profundidad del grado de responsabilidad que tendrían la Superintendencia de Servicios Sanitarios, la superintendencia de Medio Ambiente y de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles, entidades a cargo de la realización de fiscalizaciones. Porque ya quedó claro que en caso de haber existido, estas fueron poco robustas.
La serie de eventos desafortunados
El 11 de julio a las 11:45 horas, la empresa Essal informó a la ciudadanía a través de un comunicado que se realizaría un corte de suministro en Osorno por 24 horas, debido a una “eventual presencia de combustible en el sistema productivo”.
En la misiva, se hacía un llamado a no consumir el agua y se afirmaba que la situación estaría normalizada el 12 de julio a las 10:00 horas.
Horas más se tarde, y tras realizarse un Comité Operativo de Emergencia, la Superintendencia de Servicios Sanitarios informó que no se trataba de un caso sencillo de resolver, sino que fueron 1.100 litros de petróleo destinados al funcionamiento de un generador que causaron la crisis más grande vivida por la ciudad, y que se extendió por diez días.
El error humano
El mismo 11 de julio, el intendente de Los Lagos, Harry Jürgensen declaró que lo sucedido en la ciudad se debía a un “error humano” al interior de la propia sanitaria Essal, donde se mezcló petróleo con agua potable que llegó a los estanques ubicados en el sector de Ovejería.
Como se reveló a dos semanas del incidente que desencadenó la emergencia sanitaria, todo se habría originado por el uso de un generador de electricidad por parte de Essal -a fin de reducir costos– el cual en las noches estaba a cargo de un trabajador.
De acuerdo a los antecedentes conocidos, el operario -apuntado desde un momento por las autoridades y la empresa- debía abrir las válvulas del estanque de petróleo para realizar el trasvasije al generador de electricidad.
El proceso que inició a las 23:10 horas, debía completarse en 40 minutos. Sin embargo, por causas que se investigan, el trabajador habría tardado una hora más en supervisar la labor, dando inicio a la crisis que pondría en jaque a las autoridades, Essal y a los mismos habitantes de Osorno.
El operario trabaja con Essal desde 1991 y en la Planta de Tratamiento de Agua Caipulli de Osorno desde 2010 tras ser transferido desde Lago Ranco. En tanto, su turno se extendía entre las 20:30 y las 8:30 horas de la mañana.
“Alrededor de las 13:00 horas me entero de que el agua de Osorno proveniente de la planta Caipulli, mi lugar de trabajo, estaba contaminada con petróleo, momento en el cual me di cuenta de que lo más probable es que yo había sido el responsable de tal situación“, señaló.
La empresa “penquita”: más allá del trabajador
Tras lo sucedido en Osorno, la confianza en la empresa se desmoronó. “Cómo es posible que las normas de seguridad de una planta sean tan frágiles como tener un estanque de petróleo sobre una bocatoma de agua?”, declaró el intendente de Los Lagos, Harry Jürgensen.
“Esta amenaza era latente (…) Osorno no se merece una empresa del nivel de Essal“, manifestó.
Por esto, la fiscal María Angélica de Miguel señaló que buscan establecer responsabilidades penales más allá del trabajador al que se acusa del hecho.
“Estamos hablando de una pena que va de 3 años y un día a 5 años“, condena que corresponde al delito de introducir un elemento tóxico en un suministro de agua potable, mientras que por la infracción de la ley de pesca correspondería a una pena de 61 días a 3 años, asociado también a una multa, señaló la fiscal.
Las indagatorias buscan establecer existencia de dolo directo o eventual, respecto a la figura del operario, y establecer responsabilidad de la sanitaria en la afectación a la comunidad.
Entre las diligencias se incluyen tomas de muestras de agua y combustible, incautación de documentos y la recreación de lo que ocurrió la noche del accidente en el sistema de carga de petróleo.
¿Las autoridades tenían conocimiento de las falencias de la sanitaria?
De acuerdo a una investigación realizada por Radio Bío Bío, en mayo de 2018 la Contraloría contrató a una consultora ambiental para que evaluara el Sistema de Producción de Agua Potable de Essal. Las conclusiones a las que arribaron los auditores fueron reveladoras.
El listado de anomalías es largo y hablan por sí solos: equipamiento antiguo, ausencia de planes de limpieza, mantenimiento irregular de la maquinaria, falta de control sobre los operarios, lechos de agua sucios, omisión de información y la entrega de datos de la empresa a la autoridad, que ponen en duda las pérdidas de producción de agua.
En el informe realizado se señala que “(…) los aspectos más relevantes y críticos se concentran en la Planta de Tratamiento de Caipulli. (debido a la) incidencia de su aporte en el volumen de producción de la localidad de Osorno por sobre el 60 por ciento”.
“(la) criticidad de la infraestructura faltante o definitivamente deteriorada, se ha asociado a esta instalación productiva, un nivel de riesgo relativamente alto para la proyección de su operación, durante los próximos quince años”.
Dentro de los peritajes, la fiscal De Miguel además indicó que no haya nada “que avise cuanto combustible va cayendo exactamente, hasta cuando se puede llenar, nada computarizado”, hacen parecer a la planta un “poquito artesanal”, para la importancia que tiene en la comunidad.
“La planta es grande, requiere de varias actividades durante la noche”, indicó la fiscal, agregando que el trabajador no sólo tenía que preocuparse del generador, y “todo en cuanto a protocolos, a prevención de riesgos, lo estamos investigando”, sentenció.
Incluso, el subsecretario de Obras Públicas, Lucas Palacios, declaró en su momento que “la situación de Osorno es una situación indignante, ni Osorno, ni ninguna otra ciudad de nuestro país se merece una empresa tan penquita como Essal, que hemos visto lo errática que ha sido con la información. Tan errática que no permite tomar decisiones adecuadas”, expresó.
Además añadió que las sanciones que recibirá Essal tienen que ser ejemplificadoras para el resto del país, “nosotros necesitamos en pleno siglo tener 21 empresas más robustas que sean capaces de entregar el servicio que la gente se merece”, aseguró.
El listado de irregularidades de Essal
Desde la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) afirmaron que en 5 años han existido 85 procesos sancionatorios en su contra.
La información fue revelada al término de un Comité Operativo de Emergencia (COE) donde el superintendente Jorge Rivas fue consultado acerca de las sanciones que podría recibir la compañía tras la compleja situación.
Junto a esto, la semana pasada se informó que la sanitaria tendría responsabilidad en la contaminación en la bahía de Ancud -en Chiloé-, pese a que en un informe pagado por la empresa afirmó que dicho episodio no existía.
“Los estudios han comprobado la falta de incidencia de Essal en los problemas denunciados en la Bahía de Ancud”, manifestaron en el comunicado.
Sin embargo, el nuevo estudio presentado por el diputado Gabriel Ascencio detalló que parte de los coliformes fecales encontrados provenían de estas instalaciones, con niveles que sobrepasan los 16 mil por cada 100 mililitros de agua.
En tanto, el Tribunal Ambiental de Valdivia dará a conocer en 2 semanas más el fallo por la demanda de la Municipalidad de Puerto Varas contra la empresa. Esto por la contaminación del Lago Llanquihue con aguas servidas, hecho por el que la SISS los sancionó pagar una multa 400 millones de pesos.
El litigio inició en agosto de 2017, luego de denuncias hechas por los vecinos de la Ciudad de Las Rosas, tras notar el cambio en el color del cuerpo de agua, así como olor nauseabundo, lo que opacó la temporada estival en el tradicional sector de la región de Los Lagos.
Las ganancias económicas
Pese al informe que demostraba las deficiencias en la planta en 2018, ese mismo año Essal tuvo ingresos por $58.269 millones y ganancias por $10.857 millones, según indicó el Diario Financiero.
Para ejemplificar, con esto se podría asegurar las matrículas en la Pontificia Universidad Católica a 250 alumnos en carreras como Medicina o Ingeniería de pregrado, que cuestan un monto cercano a los $40 millones.
Este corte de suministro afectó a cerca de 180 mil osorninos y desde la empresa indicaron que se compensará a los clientes con dos meses sin cobrar las cuentas, lo que significaría no recibir $1.900 millones.
Sin embargo, en el primero trimestre ya tenían ingresos por $15.649 millones y utilidades por $3.276 millones.
La Empresa de Servicios Sanitarios de Los Lagos S.A. fue constituida en mayo de 1990 como continuadora legal del Servicio Nacional de Obras Sanitarias creado en 1977, en reemplazo de la entonces Dirección de Obras Sanitarias que dependía del Ministerio de Obras Públicas.
A raíz del proceso de privatización de las empresas sanitarias impulsado por el Estado, en 1999 se realizó la licitación pública del 51% de las acciones de Essal, en ese momento propiedad de Corfo, las cuales fueron adjudicadas a la española Iberdrola.
Casi 10 años más tarde, en 2008, la sanitaria Aguas Andinas, principal empresa de la industria en Chile, tomó el control de Essal tras desembolsar 164 millones de dólares por el 53,6%, desplazando de la propiedad a la firma ibérica y accionistas minoritarios.
Esta nota fue realizada con información de los periodistas de Radio Bío Bío en Osorno, Soledad Fuentes y Eduardo Palacios