El único operario de Essal que se encontraba en la planta Caipulli la noche previa al episodio de contaminación del agua potable en Osorno, prestó declaraciones a la PDI en la investigación que lleva adelante el Ministerio Público.
Según consignó El Mercurio, el hombre, a quien se le mantiene identidad reservada, sostuvo que a las 23:10 horas abrió las válvulas del estanque de petróleo para realizar el trasvasije al generador de electricidad. El proceso debía completarse en 40 minutos, sin embargo, sólo se percató a las 00:10 horas. 20 minutos después de lo correspondiente.
“Siendo las 23:10 horas abrí las dos válvulas del estanque de petróleo que están conectadas por una sola cañería al generador. Después me retiré en dirección a la oficina de la planta baja, ubicada a unos 100 metros, calculando que en aproximadamente 40 minutos se realizaría la carga completa al generador (…), sin embargo, me olvidé del procedimiento, acordándome de ello a las 00:10 horas”, afirmó.
Tras darse cuenta de la situación, el operario revisó la existencia de acumulación de petróleo en el suelo que pudiera filtrarse a los estanques de agua, no obstante, al no encontrar rastros de aquello le restó importancia. “No di cuenta de lo ocurrido, como tampoco dejé registro alguno en el libro de novedades, tal como lo establece el protocolo”, indicó.
El operario trabaja con Essal desde 1991 y en la Planta de Tratamiento de Agua Caipulli de Osorno desde 2010 tras ser transferido desde Lago Ranco. En tanto, su turno se extendía entre las 20:30 y las 8:30 horas de la mañana.
Precariedad
Luego de terminar sus funciones, el operario se trasladó en un furgón de la empresa para ir en búsqueda del trabajador del turno entrante con quien revisó los estanques con luz natural.
“Corroborando que desde mi punto de vista, nada grave había sucedido, no existiendo filtración de combustible a los estanques de agua, pero sí (sic) había un olor a combustible en la sala de bombas”, declaró.
Una vez en su domicilio, descansando, se enteró de que el agua había sido contaminada.
Además, en su declaración, el hombre dio cuenta de precariedad en el sistema de medición de llenado. Señaló que desconoce cuánto combustible se pasó a los estanques de agua. Pese a ello, aseguró que el reservorio de petróleo tiene una cantidad máxima de dos mil litros, y el espacio del generador es de 350 litros. Para ello, el estanque tiene un indicador de llenado, sin embargo, se encuentra en mal estado.
“(El estanque) cuenta con un indicador de llenado, que consta de una aguja, la cual periódicamente presenta problemas en el marcaje, razón por la cual hay que golpearlo con una piedra para que muestre el nivel real”, aseveró.
A su vez, indicó que el petróleo pudo ser absorbido ya que el piso es de ripio y que el lugar no cuenta con buena iluminación, por lo que tuvo que revisar posible acumulación de combustible con una linterna.
Por su parte, Fiscalía indagará la filtración del testimonio.