El vertimiento de casi 5 mil toneladas de salmones muertos al mar en el sur del país, aún sigue causando polémica, especialmente tras la publicación de un estudio difundido por Greenpeace Chile que afirma que esta situación provocó el aumento en la proliferación de algas nocivas agravando la crisis ambiental y social desatada en Chiloé.
Se trata de una investigación realizada entre mayo y agosto que buscó desentrañar las causas del varamiento de especies marinas en las playas de la isla y una marea roja que paralizó las pesquerías desatando fuertes protestas de los pescadores.
No obstante, un grupo de científicos contratados por el Gobierno descartó algún vínculo entre la marea roja y los salmones lanzados en alta mar.
Entre las empresas autorizadas a verter los restos de salmones descompuestos en alta mar estaba AquaChile S.A., la mayor salmonera que actualmente opera en nuestro país.
Al respecto, el fundador de dicha empresa, Víctor Hugo Puchi, atribuyó el conflicto que se vivió en Chiloé a la “desinformación”.
“En un conflicto que fue estallado con mucha desinformación, no había espacio para tener un diálogo”, señaló en entrevista con El Mercurio.
“Hoy estamos en conversaciones con comunidades locales, porque fue un daño autoinflingido, el desprestigio que sufrió la isla en términos de seguridad para el turismo y el desprestigio de sus productos de pesca”, aseguró.
No obstante, igual reconoció pasividad ante las advertencias desde organismos estadounidenses, que alertaban un panorama complejo debido al aumento en la temperatura del océano.
“El año pasado desde agosto, los pronósticos de la NASA decían que venía un año muy difícil por las temperaturas del mar y por la corriente de El Niño que acercaba estas temperaturas a las costas”, aseguró Víctor Hugo Puchi.
“Nuestro gran pecado como industria y como país fue no haber leído esa información disponible y haber advertido a quienes trabajamos en el mar que venía esto”, sentenció.