“Siempre tendré el corazón lleno de pasión por los viajes”.
Erica Faith Hagan tenía 22 años cuando aterrizó en Chile a mediados de julio de 2014. Hoy tendría 32, pero la mataron. El 5 de septiembre actualizó el blog que tenía donde con alegría contaba su travesía en Chile. Sin embargo, horas más tarde de ese mismo día, recibió 4 golpes mortales en la cabeza con un atizador y, hasta el día de hoy, no hay un responsable por su muerte.
Han sido 10 años de investigaciones intermitentes y turbulentas. Un caso marcado por irregularidades, pérdida de evidencia pero, por sobre todo, por la ausencia de un responsable de tan macabro crimen.
Hace unos días, la Fiscalía Regional de La Araucanía informó que el caso, por segunda vez, sería cerrado y que el órgano persecutor no perseverará en la causa.
“Nuevamente me siento vulnerada en mis derechos como víctima y mujer”, expresó Regina O’nail, mamá de la víctima, a través de la página de Facebook “Justicia para Erica Hagan“.
De Georgetown a Chile
Erica llegó a Temuco el 28 de julio de 2014. Vino a Chile desde Estados Unidos a través de un programa de intercambio para apoyar en la enseñanza del idioma inglés y colaborar en la formación religiosa de los alumnos del Colegio Bautista de Temuco, en la región de La Araucanía.
Estudió psicología en la Universidad de Georgetown en Estados Unidos y le gustaba viajar y conocer nuevas realidades.
Por lo mismo, tenía un blog llamado “¿Dónde en el mundo?”. Aquí, publicó su percepción de lo que fue llegar a Chile.
Lamentablemente, realizó un único post el día viernes 5 de septiembre de 2014, horas antes de ser asesinada.
Ella misma se describía como una persona introvertida. Quienes la conocían, la recuerdan como una joven amable, carismática, alegre y muy cercana con los niños.
El Colegio Bautista le proporcionó un departamento al interior del recinto educativo. Sería en este lugar donde la encontrarían muerta el 6 de septiembre de 2014.
Asesinato y sospechosos
Según información proporcionada por Fiscalía, el crimen ocurrió entre las 21:15 horas y las 22:30 del viernes 5 de septiembre de dicho año.
El arma homicida fue un atizador. El autor del ataque la golpeó 4 veces en la cabeza con esta herramienta. No suficiente con eso, la arrastró desde el living del departamento hasta el baño de visitas de dicho lugar.
Allí, depositó su cuerpo desnudo en la tina y sumergió su cuerpo en agua hirviendo. Posterior a esto, inició un incendio dentro del departamento, para borrar evidencia clave. Sin embargo, el fuego no se propagó por el inmueble.
El autor del macabro homicidio quemó el iPhone y el iPad de la joven estadounidense, además de una libreta donde ella escribía. Aunque, de manera casi absurda, dejó a la mujer con su clásico reloj blanco que utilizaba en el brazo izquierdo.
“Mi hija fue asesinada de manera brutal, no como lo muestra la prensa, que conoce muy poco. Fue agredida como pocos imaginan. La estrangularon, se defendió, aumentó la ira de quien la atacaba. La golpearon de puños duramente en sus dos ojitos, le propinaron golpes de palos dejando cortes profundos en toda su cabeza y le aplastaron su cráneo hasta quebrárselo. Fue arrastrada y sumergida en agua caliente para quemar su piel totalmente“, detalló años más tarde Regina O’Neal, madre de la profesional, a través de la citada página de Facebook.
Según da cuenta la investigación, al día siguiente del ataque, personal del Colegio ingresó al departamento, debido a los infructuosos intentos de contactarla.
Le dieron el aviso a Marta Muñoz, profesora del colegio, y esta envió a su esposo, Harold Gutierréz, a revisar el departamento junto a otro trabajador. Allí, se encontraron con la terrible escena.
Esa noche, dentro del colegio, estaba Domingo Cofré, rondín del establecimiento. Las pericias realizadas posteriormente por la Policía de Investigaciones, Servicio Médico Legal y Fiscalía, lo apuntaban como el presunto autor del crimen.
En el atizador se encontraron huellas epiteliales (restos biológicos) de Cofré y otras dos personas, así como sangre en sus ropas y zapatos.
Al ser consultado por esto, el rondín respondió que había tomado el objeto dos semanas antes del asesinato y sobre la sangre, dijo que podría provenir “de una espinilla que me reventé, un padrastro (de la uña), o a veces cuando uno estornuda sale sangre de la nariz”.
Domingo Cofré como único imputado por el Caso Erica Hagan
Por lo mismo, 10 días después del asesinato fue formalizado por homicidio calificado e incendio, por lo que estuvo 8 meses en prisión preventiva.
Sin embargo, para la Fiscalía se abría una nueva arista de sospechosos, cuatro trabajadores del establecimiento.
Harold Gutiérrez, quien encontró a la víctima; Marta Muñoz, profesora que trabajaba con Erica y esposa de Harold; Eduardo Gutiérrez, hijo de ambos; y Robinson Soto, la última persona que vio con vida a la joven.
No obstante, todos fueron sobreseídos en junio de 2015 a petición del Ministerio Público.
De igual manera, en mayo del mismo año el caso fue cerrado por primera vez.
Finalmente, en diciembre de 2015, Domingo Cofré fue absuelto de los cargos que se le imputaban por falta de pruebas y así, culminaba un proceso que dejó en un limbo de justicia a la familia de la joven estadounidense.
Caso Erica Hagan: investigación, pérdida de evidencia, negligencias y falsas voceras
Las dificultades en la investigación son una de las cosas que más se recuerdan de este enigmático caso.
El robo de evidencia clave, peritajes no concluyentes, omisión de procesos fueron alertados y acusados por la familia, así como por el Ministerio Público.
A mediados de 2015 se informó el robo del reloj pulsera que la víctima llevaba al momento de su muerte y que portaba en la misma mano con la que se defendió de su homicida.
El objeto desapareció desde el interior de la Policía de Investigaciones de Temuco y hasta el día de hoy, jamás se supo dónde quedó ni quién se lo llevó.
Por otro lado, el abogado de Domingo Cofré acusó al fiscal Miguel Ángel Velásquez por el delito de obstrucción a la investigación.
Lo anterior, tras verificar que previo al cierre de la investigación y de sobreseer a cuatro coimputados en la causa, el fiscal no informó a la defensa que se había detectado que una huella encontrada en el lugar del homicidio de la psicóloga estadounidense pertenecía a Harold Gutiérrez, precisamente una las las personas sobreseídas en la causa.
Otro de los hechos que llamó la atención, fue la declaración de una mujer que afirmó que la familia de la víctima creía en la inocencia del único imputado, Domingo Cofré.
Fue el padre de la psicóloga, Chris Hagan, quien salió a desmentir la situación, aseverando que no conocían a esa persona y ésta no tenía la vocería de la familia paterna ni materna de Erica Hagan.
Abrir nuevamente el caso para cerrarlo sin culpables
La actualización del Caso Erica Hagan vino en septiembre de 2020, a 6 años de su asesinato.
La Fiscalía Regional de La Araucanía informaba que se reabriría el caso y que encomendarían a fiscales especializados en delitos violentos y violencia de género las pericias de las nuevas indagatorias.
En enero de 2021, efectivos de la PDI de Temuco llegaron hasta el Colegio Bautista para realizar diligencias.
Las dependencias donde murió la joven habían sido clausuradas por el Colegio para el resguardo del sitio del suceso y fueron reabiertas en medio de los peritajes.
Según el Ministerio Público, se incorporaron tecnologías que no existían al momento del asesinato, todo en el contexto de la reapertura del caso, que fue solicitada por la familia de la psicóloga estadounidense.
Sin embargo, las diligencias terminaron en nada, pues a tres años de su reapertura, la fiscal vocera del Ministerio Público, Nelly Marabolí, confirmó el cierre de la investigación, anticipando que el Juzgado de Garantía ya agendó una audiencia para el 17 de abril próximo, en la que comunicarán su decisión de no perseverar en la causa.
La decisión, explicó, es porque no se lograron reunir antecedentes suficientes para fundar una acusación.
No obstante, los intervinientes pueden solicitar la apertura de la investigación en caso de estimar que todavía hay diligencias pendientes.
Ante esto, Regina O’neal expresó que “concluyeron que ningún sospechoso asesinó a mi hija Erica, todo en medio de decenas de nuevas irregularidades reveladas. Funcionarios que se acusan unos a otros de un mal trabajo, nuevas evidencias perdidas (porque fueron destruidas) y conclusiones policiales inservibles, cerrando así su investigación”.
Finalmente, así cierra una nueva etapa judicial que no logró encontrar culpables de aquel macabro y enigmático asesinato de una joven profesional de 22 años en la ciudad de Temuco.