Los internos del módulo F de la cárcel de Angol tienen privilegios. Y no cualquiera. Un sillón sexual, una piscina armable, agua caliente y horario extendido. Por si fuera poco, las visitas que reciben no son revisadas.
Lo anterior lo dejó al descubierto La Tercera, quienes explican que los gendarmes de dicha prisión exigen que se acaben los privilegios para algunos reos.
Todo salió a la luz luego del secuestro de tres funcionarios de Gendarmería a manos de comuneros mapuches. No sólo se abrió una investigación por parte de Fiscalía, también se trasladó a los reos involucrados.
Y fue esa misma mañana, el 7 de mayo, que hubo elementos que alertaron a los gendarmes. Partiendo por el sillón sexual que no está contemplado en ningún reglamento interno. Y por la piscina que arman para los hijos de los comuneros en los días de calor. Objetos que en otros penales son inaceptables.
Visitas entran corderos vivos
Otra denuncia expuesta por los gendarmes evidencia que las visitas de los comuneros no eran revisadas. Por eso entraban al recinto sacos de papas, bebidas energéticas y corderos vivos.
Eran los únicos que gozaban de agua caliente. Por supuesto, la piscina también se llenaba con agua de la cárcel.
Entre otros elementos encontrados, también había cuchillos, chicha artesanal y celulares.
La Asociación Nacional de Suboficiales de Gendarmería explicó a La Tercera que buscan detener que estas situaciones se repliquen en otros recintos penales, y por supuesto, que siga ocurriendo en la cárcel de Angol.