El dueño del predio donde ocurrió el ataque incendiario la madrugada del jueves en el sector Maquehue de Padre Las Casas manifestó su angustia por la situación y afirmó que se sienten abandonados.
En conversación con Radio Bío Bío, Jaime Oñate, acusó que tras el ataque, que fue calificado como el más grande en La Araucanía en los últimos años, no les dejaron resguardo policial.
Su familia es dueña del predio arrendado por la empresa de áridos afectada y relató que hace dos años también fueron víctimas de violencia rural, ya que les quemaron una retroexcavadora. En esa ocasión, tras el ataque, tuvieron resguardo y puntos fijos.
No obstante, indicó que ahora un carabinero, “que se presentó como general”, les dijo que no cuenta con personal suficiente y que “teníamos que entender que nosotros igual teníamos que cuidarnos, que contar con más personal de seguridad, teníamos que poner de nuestra parte”.
Al caer la noche y ver que ya se estaban registrando nuevas tomas de caminos, llamaron a Carabineros pero les dijeron que no cuentan con resguardo policial.
“No tenemos cómo comunicarnos con los fiscales, no nos contestan. El general evidentemente tampoco. Nos sentimos totalmente desprotegidos. Yo creo que (…) si aquí llega a pasar algo son directamente los responsables. Ellos están al tanto de lo que está pasando y aún así no nos dejaron resguardo policial”, acusó.
La noche del ataque
“Fue muy muy terrible, realmente parecía el episodio de una película”, relató Oñate y contó que estaba en su casa junto a su esposa cuando sintieron los disparos y sonidos como de bombazos.
Luego tomó contacto con sus familiares, quienes estaban sumamente exaltados por la situación y vio que estaba ardiendo la empresa de áridos a la que le arriendan el terreno y también algunas retroexcavadoras de su propiedad.
Fue al lugar y le dijeron que habían amarrado a los cuidadores, que los apuntaron con escopetas y que incluso había una niña de 8 años, a la que también apuntaron en la cabeza.
“A uno de mis primos también lo apuntaron (…) mi tío al escuchar que mi primo gritaba que estaban quemando las cosas, salió a repeler el ataque con su escopeta. Otro de mis tíos también salió a defender, porque la quema se veía desde el río hacia las casas y mis tíos resguardaron sus camiones, que eran de cemento y tolva”, relató.
Jaime Oñate indicó que sus familiares alcanzaron a divisar a tres personas, que les respondieron los disparos, pero “arrancaron, estaban encapuchados”.
“Después de todo el susto, al ver todo arder, tratamos de calmar a los cuidadores. Al mismo tiempo escuchamos las motosierras, porque cerraron los caminos de ingreso y de salida. Los carabineros tuvieron algunos que llegar corriendo, porque no podían pasar con los vehículos. Fue muy terrible“.
También son mapuches
Oñate explicó que ellos también son gente mapuche y que pertenecen a una de las comunidades que se caracteriza por ser pacífica, quienes serán los principales afectados por los hechos, ya que trabajan en las empresas afectadas.
En relación a los daños, indicó que en su empresa alcanzaron a quemar sólo la retroexcavadora y sus pérdidas son de cerca de 30 millones, pero las pérdidas de la empresa de áridos son de entre mil y 1.500 millones de pesos.
En ese contexto, sostuvo que si esa empresa llegara a cerrar, son 80 personas las que quedarán sin trabajo.
Respecto a la empresa de su familia, descartó que cierren, pero no sabe qué puede pasar a futuro por temas de seguridad. E incluso cuestionó que si “ya casi matan a los trabajadores de seguridad, no sé que persona suicida va a querer trabajar acá”.
El afectado insistió en que su comunidad es pacífica, pero que aún así siempre hay problemas. “No sé hasta qué punto sirve el diálogo, acá mucha gente necesita que estemos resguardados, ya sea por fuerzas policiales o por fuerzas armadas”.
“Nosotros somos parte de la comunidad mapuche (…) participamos activamente y si ustedes vienen acá se van a dar cuenta de que la mayoría de los comuneros son gente adulta, gente de edad, que trabaja de sol a sol con sus verduras y por culpa de casos como estos se estigmatiza a esta pobre gente”, enfatizó.
Finalmente, relató que a los cuidadores afectados “todavía les cuesta hablar, todavía están tiritando” y que su familia se siente indefensa, ya que Carabineros se llevó sus armas para realizar peritajes balísticos.