Tras permanecer 51 días desaparecida, el cuerpo de María José Zambra fue encontrado bajo el puente El Libertador el 19 de octubre de 2019.
Esa mañana salió temprano a dejar a sus dos hijos al colegio, uno de 11 años y otro de 7.
Cerca de las 11:00 horas fue divisada por una apoderada en las cercanías del edificio del Cuerpo de Bomberos de La Serena, aparentemente tranquila.
Desde ahí se le perdió el rastro, hasta que el 19 de octubre del mismo año, unos niños que caminaban junto a una mujer por un sendero bajo el puente El Libertador y divisaron restos humanos que sobresalían de un saco tirado cerca del río.
Tras el macabro descubrimiento se dio rápidamente aviso a Carabineros de la primera comisaría de La Serena.
Días después, los equipos especializados de la PDI confirmaron que los restos encontrados en el lugar correspondían a los de María José Zambra.
Dueña de casa
María José Zambra formaba parte de una familia de seis hermanos y era una mamá que se dedicaba al cuidado y crianza de sus hijos.
El día en que se encontraron los restos de su cuerpo, su hermana, Leidy Zambra, narró a diario El Día: “mi prima me llamó y me dijo que viera una foto de la mano y el brazo. Vi su tatuaje, tenía varios tatuajes, uno de ellos en la mano, nosotras fuimos juntas a tatuarnos”, señaló.
En esa misma oportunidad, la madre de María José, Judith Cortés, (fallecida el año pasado) narró que la contactó un familiar y le pidió que fuera para su casa para comunicarle que habían encontrado un cuerpo a orillas del río. “A mí se me puso la guata dura de nervios y me dije “es la María, la María”. Llamé a la Leidy y le dije que habían encontrado el cuerpo de una mujer para que fueran al lugar”, explicó.
PUZZLE POLICIAL
Al respecto, el fiscal regional, Adrián Vega, indicó que las pericias técnicas “están casi todas concluidas, pero falta una muy importante, sobre la exhumación de la joven. Se está haciendo un análisis acabado ahí y eso aún no ha llegado”.
El fiscal Vega aseguró que sospechosos directos no hay en el caso, sólo posibles causas para su desaparición, lo que, eventualmente, los podría llevar a levantar alguna sospecha, “pero sospechosos, no hay”, aseveró.
Por lo mismo, el fiscal reconoce que se trataba de un caso difícil de resolver, “porque es un caso paradigmático en la región, en el sentido de que hubo mucho cuidado de no dejar señales ni vestigios que pudieran conducir a los autores”.
Desgraciadamente, a cuatro años del crimen, no hay pistas que puedan llevar a resolver qué ocurrió, cómo sucedieron los hechos y quiénes dieron muerte a María José Zambra.